Philippe Coutinho es una estrella que se ha ido encendiendo y apagando a lo largo de los 15 meses que acumula como futbolista del FC Barcelona. La trayectoria del brasileño como jugador azulgrana ha sufrido varios altibajos y todo parece indicar que el club catalán lo venderá el próximo verano para hacer caja.
La relación entre el 7 y el Barça fue un culebrón desde antes de que su fichaje se hiciera oficial. Todo empezó el verano de 2017 con la salida de Neymar Jr. Tras muchas semanas de especulaciones, el brasileño se incorporó al Paris Saint-Germain después de que el club parisino abonara su cláusula de rescisión (222 millones de euros) en las arcas de la entidad catalana.
Cou sonó ese mismo mes de agosto, pero finalmente el FC Barcelona solo fichó a Dembelé porque, según señaló Albert Soler, "si decimos que hemos fichado a dos jugadores por 270 millones de euros deberíamos dimitir por irresponsables". El francés se lesionó en su segunda aparición y el club azulgrana tuvo que incorporar al brasileño en invierno, convirtiéndolo en el fichaje más caro de la historia de la entidad (160 millones de euros). Los 270 millones no se pagaron en el mismo verano, pero sí en el mismo ejercicio.
Inicios ilusionantes
Su elevado precio se olvidó tan pronto como pisó un terreno de juego vestido de azulgrana. Aunque no podía participar en la Champions pues ya lo había hecho con el Liverpool, sus primeros seis meses como futbolista del FC Barcelona fueron ilusionantes, se convirtió en indiscutible rápidamente y contribuyó a que el equipo lograra la Liga y la Copa del Rey.
Coutinho celebra un gol con el Barça la temporada pasada / EFE
Se mostró siempre muy participativo, incisivo y con una gran habilidad para desbordar y hacer daño a las defensas rivales. Parecía que el Barça había logrado el sustituto perfecto para Neymar en apenas cuatro meses. En sus primeros 22 partidos, anotó 10 goles (algunos de ellos de muy bella factura) y repartió seis asistencias.
Competencia con Dembelé
En los inicios de su segunda temporada Coutinho siguió la tendencia de la primera. Seguía siendo el acompañante perfecto para Leo Messi y Luis Suárez y tenía una gran incidencia en el juego. Su mejor actuación fue en Anoeta: pese a que no marcó, su entrada tras la reanudación revolucionó al FC Barcelona, que acabó ganando un partido en el que empezó por detrás en el marcador (1-2).
Coutinho, Messi y Dembelé celebran el gol del galo con el Barça en Anoeta / EFE
Todo se empezó a torcer con la lesión que sufrió en noviembre. Estuvo apartado de los terrenos de juego durante tres semanas y ya no volvió a ser el mismo. Ousmane Dembelé, mucho más desequilibrante y decisivo, le arrebató la titularidad y a Philippe le costó lidiar con la suplencia. Saltaba al terreno de juego cabizbajo y sin aparente motivación.
Oportunidades de sobra
Coutinho tuvo la oportunidad de recuperar la titularidad en el mes de enero, tras la lesión que sufrió Ousmane Dembelé en el tobillo. El francés se perdió cinco partidos y el brasileño decepcionó. Cuando el 11 se recuperó, el 7 volvió a partir desde el banquillo, aunque tuvo oportunidades de sobras para volver a brillar.
Dembelé volvió a caer lesionado tras el partido ante el Rayo Vallecano. Valverde lo forzó ante el OL, lo que provocó que el galo se perdiera un mes de competición. Pasaban los encuentros y la mejor versión del brasileño seguía sin aparecer. Aunque participaba en el juego, la mayoría de decisiones que tomaba eran erróneas.
Reivindicación polémica
Una tendencia que se alargó hasta que el FC Barcelona empezó a disputar los duelos más importantes para el devenir de la temporada. Dio visos de recuperación en los partidos contra el Atlético de Madrid, decisivo para la Liga, y ante el Manchester United en Old Trafford en la ida de cuartos de final de la Champions League. Aunque su explosión aún estaba por llegar.
Se produjo en el partido de vuelta contra los red devils, donde fue uno de los azulgranas más destacados. Participó, se asoció y acertó en todas y cada una de sus decisiones. Encontró el premio a su gran partido con el tercer gol. Cazó el balón en tres cuartos de campo del United, se dirigió hacia la portería de De Gea y antes de llegar a la frontal, soltó un disparo que limpió las telarañas de la escuadra del arquero español.
Una foto de Coutinho celebrando su gol tapándose los oídos ante el Camp Nou / EFE
La celebración del brasileño mezcló alivio y enfado. Todos sus compañeros fueron a abrazarlo y por primera vez en muchos meses, esbozó una sonrisa. Una vez acabado el festejo colectivo, Coutinho se dirigió a la grada, cerró los ojos y se tapó los oídos. Él señaló que era una celebración dedicada a la prensa, aunque hubo una parte del Camp Nou a la que no le gustó su celebración, como se vio en el partido posterior frente a la Real Sociedad.
Ahora es inevitable que surjan rumores acerca de su futuro y todo parece indicar que tiene los días contados en el FC Barcelona. Su irregularidad, la progresión de Dembelé y su último conflicto con la afición le dejan con un pie fuera del club. La entidad azulgrana mantiene la esperanza de ingresar una gran parte de lo que gastó en su momento. Llegó como una estrella y, salvo que se exhiba en estos últimos partidos, se marchará por la puerte de atrás.