Un gol que pasará a la historia. La del Barça y la propia que escribe Leo Messi y que por el que a todos los culés todavía se les eriza la piel al recordarlo. Un gol de esos que solo transforman los elegidos como Leo y que, pese a que no terminó con la Liga en las vitrinas azulgranas, supuso un duro varapalo para un Real Madrid que tuvo que emplearse de nuevo para conquistar el trofeo tras años de sequía.
Hace dos años el Barça visitó el Santiago Bernabéu con la obligación de ganar a los blancos y meterse de lleno en la pelea por la Liga. Un partido igualado que remontaron los blancos, pero que en el añadido acabó del lado azulgrana. Un contraataque de manual que inició Sergi Roberto con una galopada tremenda. Cedió a André Gomes que vio la incursión de Jordi Alba por su espalda.
Y ahí, cuando más lo necesitaban los azulgranas, la sociedad Alba Messi se escenificó en su esplendor. Alejado de la jugada Messi arrancó al sprint para batir a Keylor Navas tras el pase del lateral de L'Hospitalet. Un tanto que hundió a la plantilla madridista y silenció a un Bernabéu que presenció con sus ojos una de las celebraciones más explícitas y memorables del argentino.
Una foto de Leo Messi celebrando su gol ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu / EFE
Se quitó la camiseta y enseñó su nombre a una afición blanca que no daba crédito a los sucedido. Un golazo que cumple este martes dos años y que además fue el 500 de su carrera como profesional, El mejor momento y el mejor escenario posible para crear un tanto que está entre los mejores de Leo Messi. Una definición de genio que, sumada a lo que significó, es uno de sus mejores tantos de su carrera.