Obviando a Leo Messi, que come aparte, uno de los grandes responsables de la enorme temporada que está cuajando el FC Barcelona hasta la fecha es Gerard Piqué. Después de unos cursos alejado de su mejor nivel, el catalán se ha convertido de nuevo en el referente de una zaga que es más sólida a cada partido que pasa
Como el resto del equipo, el central tuvo un inicio de temporada discreto. Los errores de Leganés o la derrota frente al Betis marcaron su comienzo de curso. Pero desde entonces, prácticamente de forma milagrosa, ha vuelto a ser una auténtica pared para los delanteros rivales: rápido, atento al corte, incisivo. A eso hay que sumar una gran salida de balón que lo convierte en el primer atacante del club catalán.
Objetivo cumplido
De esta manera, Gerard Piqué ha vuelto a cumplir el reto que él mismo se autoimpuso hace unos años. En el verano de 2014, tras una desastrosa temporada a las órdenes del Tata Martino, el catalán hizo autocrítica y señaló que "no creo que ahora mismo sea uno de los mejores centrales del mundo. No lo fui en la Liga y tampoco en el Mundial."
Gerard Piqué en una rueda de prensa con el FC Barcelona / EFE
engo que recuperarme porque para jugar en el Barça tienes que estar entre los tres mejores defensas del mundo" advirtió el zaguero. Meses después, el 3 cumplía con su palabra y se convertía en uno de los mejores en su posición para ayudar al equipo que dirigía Luis Enrique a lograr el triplete, como ya hizo en las primeras temporadas con Guardiola.
Después de esa temporada, el nivel de Piqué volvió a bajar y los azulgranas sufrieron. Para el recuerdo quedarán el 4-0 frente al Paris Saint-Germain, el 3-0 contra la Juventus o el 3-0 ante la Roma. Con la baja de Umtiti, el central debía dar un paso adelante y así lo hizo, convirtiéndose de nuevo, como prometió hace unos años, en uno de los mejores del mundo.
Lección ante el United
Piqué exhibió de nuevo su gran nivel en la eliminatoria frente al Manchester United. En el partido de Old Trafford, donde el club azulgrana cedió la posesión a los locales en muchos momentos, estuvo atento al corte y frenó en varias ocasiones a Rashford, uno de los delanteros más veloces y habilidosos del panorama europeo.
Una foto de Gerard Piqué durante el Barça - Manchester United / FCB
En el Camp Nou no tuvo tanto trabajo, pero igualmente estuvo muy expeditivo. En los primeros diez minutos, cuando más sufría el Barça, sostuvo al equipo. Con el partido y la eliminatoria ya decidida con los dos goles de Messi, los red devils desaparecieron del terreno de juego, pero cuando parecían resurgir ahí estaba Piqué para frenar a Rashford, Martial o quien fuera.
A sus 32 años, el catalán está viviendo una segunda juventud. Es uno de los tres mejores centrales del mundo, sino el mejor, y el FC Barcelona es el gran beneficiado de ello.