El Barça quiere esta Champions. Lo prometió Leo Messi en su primer discurso como capitán en el Camp Nou a principio de temporada y cumplió con su palabra como ningún otro ante el Manchester United. Era la prueba definitiva y el Barça enterró a los fantasmas de Roma con un sufrimiento inicial inesperado y un posterior recital de fútbol que comandó Messi y adornó Philippe Coutinho, que esta vez por fin, vio premiado su esfuerzo con un golazo marca de la casa.
El United salió decidió a por la eliminatoria, pero se apagó con la primera posesión del Barça. Tan solo ocho minutos de miedo e incertidumbre que empezaron a revivir fantasmas pasados. Ahí apareció el capitán para apagar el fuego con dos goles en apenas tres minutos y terminar con su sequía goleadora en cuartos de final de la Champions. Uno con la zurda y otro con la diestra para batir a un De Gea que volvió a quedar señalado.
Con esperanzas
El United se plantó en el Camp Nou con una idea clara de juego: hacer daño lo antes posible para igualar la eliminatoria y el tanto en contra encajado en Old Trafford. Y lo consiguió. Rashford tuvo la primera del partido en el primer minuto de juego. Un balón que mandó al travesaño y que alertó a los azulgranas de las intenciones de los hombres de Solskjaer.
Una presión asfixiante que encerró a los azulgranas en campo propio y que mantuvo al barcelonismo en vilo los primeros diez minutos de partido. El Barça tuvo más que dificultades para encontrar la asociación entre defensa y medular. Y con el partido pidiendo a gritos algo de control, el Barça empezó a rehacerse de las inseguridades iniciales.
De vuelta al monólogo
Si en Old Trafford se vivió un dominio absoluto, la historia se repitió en feudo azulgrana. Toque y más toque para obligar a recular al United. Diez minutos de dudas que se acabaron con la primera posesión del Barça. Control absoluto del partido que se tradujo casi inmediatamente en una ventaja en el luminoso.
Messi tenía su cita particular con la historia. Terminar con esa mala racha en cuartos de final de la Champions League donde no marcaba desde 2013. Ante un guardameta conocido y ante su afición quiso poner fin a las dudas. Su jugada favorita, la que todos conocen, pero que nadie sabe detener. Un golazo en el 16' para dejar atónito a De Gea que, todavía rehaciéndose del golpe, revivió sus fantasmas del pasado tres minutos más tarde.
Una foto de Leo Messi celebrando su gol ante el Manchester United / EFE
El argentino repitió jugada con la derecha. Más suave, menos colocada pero con el mismo final; gol. El portero español erró en el bloqueo y se lo coló el esférico por debajo del cuerpo para dejar la eliminatoria encarrilada ante la incredulidad de los red devils.
Un baño táctico
Con el 2-0 a favor, el United no bajó los brazos, pero la superioridad del Barça hizo mella en la cabeza de los ingleses. No encontraban las líneas de pase y apenas tenían el balón en su posesión para poder generar algo de fútbol. El encuentro se convirtió, especialmente en la segunda parte, en un rondo gigantesco con un United encerrado.
Y por ahí, por fin, apareció Coutinho para sentenciar la eliminatoria con un golazo para enmarcar. Rosquita tensa y colocada desde la media distancia que levantó al estadio y que tampoco estuvo exento de polémica. Sin fortuna de cara a portería, aunque con evidentes mejoras en su juego en las últimas semanas, el brasileño se tapó los oídos en un gesto de protesta pública por las críticas recibidas.
Una foto de Coutinho celebrando su gol tapándose los oídos ante el Camp Nou / EFE
Y se acabó el partido. El Barça se dosificó, eligió las jugadas y el ritmo para atacar y tan solo la entrada de Alexis Sánchez --ovacionado en su regreso al Camp Nou-- dio algo de chispa a la ofensiva inglesa. Intentaron marcar el gol del orgullo, pero con el Barça a este nivel, donde no llega Piqué o Lenglet, llega Ter Stegen.
El espectador
Ter Stegen fue, una vez más, un espectador de lujo en un Camp Nou que registró su mejor entrada de la temporada: 96.708 espectadores. Tan solo tuvo que detener un balón a contrapie en el 89 para hacer gala a sus declaraciones previas al encuentro.
Una foto de Ter Stegen celebrando el tercer gol de Coutinho ante el Manchester United / EFE
Hay que estar concentrado los 90 minutos pese a que no tengas ese protagonismo ni exigencia constante. Paradón del guardameta alemán para dejar de nuevo la portería a cero por cuarto partido consecutivo. El Barça está en semifinales cuatro años después donde espera conocer rival este miércoles. El Liverpool parte con ventaja para ser el nuevo hueso duro de roer de los azulgranas. La Champions no regala nada, pero los hombres de Valverde tampoco. Recital y goleada para aferrar el cartel de favorito.