El Barça quiere esta Champions y Old Trafford fue testigo de ello. Primero con fútbol y después con mucho sacrificio colectivo. Los azulgranas impusieron su superioridad deportiva desde el inicio, pero los ingleses no se dieron por vencidos y tiraron de orgullo y físico para intentar igualar el marcador en una segunda parte marcada por el intercambio de golpes y virtudes de dos equipos históricos en la competición europea.
El Barça ganó por primera vez en su historia en Old Trafford con un tanto de Suárez, que posteriormente la UEFA rectificó para conceder a Shaw quien fue el último en tocar el esférico antes de que sobrepasara la línea de gol. Un tanto que dio tranquilidad pero que no acabó con las esperanzas de los red devils que se quedaron sin recursos para igualar el encuentro y que pusieron el miedo en el cuerpo al barcelonismo por momentos.
Dos planteamientos distintos
Los guiones se cumplieron a la perfección. El Barça puso el dominio y el fútbol y el United el autobús y el físico. Posesión aplastante de los azulgranas en una primera parte en la que fue inmensamente superior. Solskjaer cumplió con las expectativas. Aparcó el autobús en el área de David De Gea con un 5-3-2 para evitar que el Barça encontrara el juego interior y cedió las bandas a los carrileros, esta noche Jordi Alba y Nelson Semedo.
Incursiones ofensivas que dieron superioridad numérica en la posesión, pero aportaron poco peligro al área de David De Gea. Y con el Barça volcado en ataque sin perder su juego posicional y de asociación llegó el premio en el 12'. Cou filtró para Messi y el argentino le puso un balón medido a Suárez que cabeceó, pero que Shaw tocó antes.
Una foto de Luis Suárez celebrando su gol ante el Manchester United / EFE
Un tanto que el uruguayo celebró como propio ante una afición que le silbó desde el primer minuto por su pasado en el Liverpool e hizo lo propio con Coutinho. Unos abucheos que no hicieron mella en un delantero que firmó uno de sus mejores encuentros de la temporada. Estirando al equipo, reteniendo el balón y jugando con mucha cabeza. Solo el gol hubiera sido la guinda a su noche.
Muy imprecisos
El marcador mantuvo el guión del encuentro, pero el United quiso aprovechar los errores azulgranas. No sacó el mayor rendimiento de ellos, pero los controles, toques y pases de seguridad empezaron a poner en jaque la hegemonía del juego azulgrana con pérdidas cercanas al área de Ter Stegen. Busquets, Jordi Alba y Lenglet se vieron contra las cuerdas en distintas ocasiones dada la presión de los ingleses.
En el ecuador la posesión hablaba por sí sola, 85 % para los catalanes y 15% para los ingleses, que propusieron muy poco fútbol y basaron una posible remontada en el juego aéreo y vertical. Una superioridad que lideró Leo Messi pero que se apagó en la segunda parte. El técnico noruego había dicho horas no ser “imparable”. Lo que nadie imaginaba es que pretendían parar al capitán casi partiéndole la nariz. La imagen del argentino tendido en el suelo sangrando tras el choque de Smalling mientras esperaba el balón de espaldas fue la instantánea de la primera parte. Una falta que ni fue señalada, ni penalizada.
Una foto de Leo Messi sangrando de la nariz tras el golpe de Smalling / EFE
El orgullo del fútbol inglés
Los antecedentes favorecían al Barça, quien tiene muy buena media contra equipos ingleses, pero viajar a Inglaterra también conlleva un esfuerzo y desgaste físico que no obligan otras ligas. Solskjaer despertó el orgullo de sus jugadores en el vestidor y el Barça empezó a sufrir en la segunda mitad. Perdió casi todos los duelos físicos, aéreos y disputas ante torres humanas acostumbradas al juego de la Premier. El United dio un paso adelante y encerró al Barça en su campo, mientras los hombres de Ernesto Valverde intentaban retomar el guión del partido a través de la posesión.
Una foto de Philippe Coutinho durante el partido ante el Manchester United / EFE
Surtió efecto tras el primer cuarto de hora, pero el Txingurri quiso poner su músculo particular en la medular. Dio entrada a Arturo Vidal por Coutinho –que confirmó su mejora pero no tuvo fortuna de cara a portería—y recurrió a Sergi Roberto para cambiar el dibujo.
Un 4-4-2 para amarrar al equipo y evitar las contras inglesas. Y con la entrada de ambos, el Barça confirmó su mejora. El partido se convirtió en un correcalles. Las urgencias de los locales les volcaron en ataque, pero también permitieron que el Barça se plantará en área contraria en transiciones rápidas que Sergi Roberto no supo acabar de comandar desde la banda derecha. Mucha intensidad y sensación de peligro que, estadísiticamente, no se tradució en ocasiones. Ter Stegen apenas tuvo que intervenir en 90 minutos de partido.
Un continuo intercambio de golpes que no cierran la eliminatoria y que justifican las expectativas previas al duelo. Dos grandes equipos que quieren esta Champions. El Barça mantiene el cartel de favorito, pero la eliminatoria se decidirá el próximo martes en el Camp Nou.