Locura descontrolada en El Madrigal. La versión del Barça que menos gusta a Valverde dio rienda suelta a la improvisación contra el Villarreal en un empate (4-4) que dejó buen sabor de boca por un lado, pero un hedor peligroso por el otro.
“Coladero”, fue una de las expresiones más recurrentes por los periodistas, según se comentó en la rueda de prensa del Txingurri posterior al encuentro. “Este partido nos servirá para el futuro”, sentenció el técnico azulgrana, sacando el lado positivo al desastre visto sobre el verde.
Disfunción defensiva coral
El Barça padeció una disfunción defensiva coral que debe mejorarse con urgencia. Se echó mucho de menos a Gerard Piqué, el bastión de la defensa azulgrana que no se había perdido ningún partido de Liga hasta la fecha. En el primero que falló, cayó el chaparrón.
Umtiti quedó señalado porque no se supo manejar bien en el perfil diestro propiedad de Piqué, aunque tampoco Lenglet brilló ante dos delanteros, los africanos Ekambi y Chukwueze, que eran mucho más veloces que cualquiera. Incluso Jordi Alba y Sergi Roberto sufrieron.
Falta de coberturas
Precisamente las temerarias subidas de los laterales se destaparon como uno de los errores del planteamiento del Barça que provocó la falta de coberturas defensivas ante dos delanteros tan veloces. Como el papel de un Busquets al que se le ve cansado, menos fiable sin Rakitic a su lado.
Las rotaciones pudieron salir muy caras al equipo y, de hecho, costaron dos puntos que se tenían que haber asegurado teniendo en cuenta el fulgurante arranque, con dos goles de Coutinho y Malcom. El ex del Liverpool tuvo el 3-0 en sus botas pero mandó el balón al poste y su error fue el principio del drama.
Messi no mejoró hasta que sacó la rabia
Sin Messi, sin Rakitic y sin Piqué, el Barça sufrió en un partido muy loco. Pero cuando el argentino y el croata saltaron al césped tampoco lograron mejorar la cara del equipo.
El genio rosarino no estuvo muy participativo hasta que en los últimos minutos estalló y sacó la rabia. De ahí nació un gol de falta espectacular en el tiempo de prolongación que dio alas al equipo para lograr en dos minutos un empate que se había resistido durante los 20 anteriores.
El valor de dos puntos
No deben dispararse las alarmas. El batacazo en Villarreal era evitable pero debe entenderse como un aprendizaje para no perder la relajación contra el Atlético. Las lecturas positivas fueron inmediatas, especialmente con un empate que ya nadie esperaba. Buen síntoma.
Estos dos puntos menos pueden servir para dar alas a un Atlético que todavía está a ocho puntos y solo puede aferrarse a un desastre del Barça en Liga para salvar una temporada muy gris. Sin embargo, deben servir para recuperar la versión más sólida el próximo sábado. La que sí que le gusta a Valverde.