El FC Barcelona de hoy es un equipo de leyenda. Tras una década dominando de forma abusiva el fútbol español –siete Ligas que pueden ser ocho y seis Copas que pueden ser siete– y compitiendo ferozmente por la Champions –tres títulos, solamente superados por los cuatro de un Real Madrid ya eliminado este curso–, se acerca el momento del cambio generacional.
La mitad de los que iniciaron aquella andadura de ensueño de la mano de Pep Guardiola –Valdés, Puyol, Xavi, Iniesta, Dani Alves, Abidal– ya no están pero todavía aguantan el tipo Messi, Busquets y Piqué sustentados por otros escuderos de lujo como Jordi Alba, Rakitic o el infatigable Luis Suárez. Futbolistas que ya forman parte de la historia del club más laureado del fútbol español (90 títulos que podrían ser 93 a final de curso).
El tiempo no pasa en balde y el reto de la directiva de Bartomeu salta a la vista: promover un relevo de garantías para esta generación irrepetible. El propio Alba cumplió años la semana pasada para unirse al nada selecto club de los 30, junto a los jugadores antes citados. Es evidente que hace falta sangre nueva que dé la alternativa a los que tantas veces cumplieron.
De Ligt y Jovic, más relevo generacional
Fichajes como lo fue el de Ter Stegen, que puede garantizar una década de continuidad en la portería, y de futbolistas como Dembelé, Arthur o el más recientemente contratado Frenkie de Jong, cumplen claramente con ese cometido. Incluso Todibo parece ir en esta línea. Pero el Barça necesita más.
Matthijs de Ligt, compañero y amigo culé de Frenkie, es el próximo objetivo de Bartomeu, como el propio presidente reconoció a Culemanía. Su fichaje se da por sentado pese a los rumores que todavía apuntan ínfimas posibilidades del Bayern y la Juventus por hacerse con sus servicios. Un central también para 10 años, como mínimo.
De Ligt y De Jong vestidos con la ropa del Barça / FOTOMONTAJE @Tsjuckie1
El otro gran deseado es Luka Jovic, el perfil de delantero centro goleador, permeable y versátil que más recuerda a Suárez con sus movimientos. Otro jugador de presente y futuro que persigue la dirección deportiva del Barça a destajo. Al punto de plantarse la comitiva al completo –Pep Segura, Abidal y Ramon Planes– en Milán para sondearlo hace unas semanas.
La premisa: evitar el despilfarro
El Barça sabe bien lo que quiere y ha puesto en marcha todos los mecanismos para conseguir sus objetivos cuanto antes. Bartomeu y su equipo ejecutivo no esperará al último momento para hacer los deberes. Están transformando la praxis habitual de los últimos tiempos.
El club entiende que esperar al mercado de verano, en una etapa claramente inflacionista, es un error que puede costar demasiado caro. El objetivo pasa por cerrar los fichajes de manera inmediata con dos finalidades obvias: empezar a trabajar cuanto antes con los nuevos y evitar desembolsos multimillonarios a la desesperada como ocurrió con Dembelé y Coutinho.
Ousmane Dembelé y Philippe Coutinho celebran un gol del Barça / INSTAGRAM
Es por este motivo que De Jong solamente ha sido el principio. El Barça quiere cerrar a De Ligt y Jovic, a poder ser, antes de que termine la temporada. Y la competencia sigue la misma estrategia.
El Madrid y el Bayern tampoco esperan al verano
Estamos viendo en contra de lo que solía ser habitual como varios clubes de primer nivel se han lanzado también a la guerra de los fichajes. Florentino Pérez cerró hace escasas semanas el fichaje de Militao para reforzar la defensa del Real Madrid (50 millones) y el Bayern se acaba de hacer con los servicios del atlético Lucas Hernández a cambio de 80 millones.
Los signos del mercado del fútbol están cambiando. Y el Barça, como en el estilo, también marca tendencia en estas lindes.