La versión más práctica del FC Barcelona visitó el Benito Villamarín. Tras la derrota del Atlético de Madrid en San Mamés, el conjunto azulgrana solo tenía una misión que cumplir: ganar. La victoria era lo único que importaba: el cómo se conseguiría, cuándo llegaría el primer gol y cuán grande sería la diferencia era lo de menos. Un triunfo ante el Betis significaba aventajar al más inmediato perseguidor en 10 puntos cuando solo quedan 30 por disputarse.
El que lo tuvo más claro fue Ernesto Valverde. Probablemente recordando el baño de los andaluces en el encuentro de la primera vuelta, que se cimentó en el centro del campo, el Txingurri reforzó la medular. Sentó a Coutinho y dio entrada a Arturo Vidal, que aporta siempre una intensidad fundamental en los partidos clave: el objetivo era simple y llanamente era evitar que el cuadro sevillano saliera cómodamente con el balón jugado.
El Betis puso el peligro y el Barça los goles
En los primeros minutos el césped reflejó la mentalidad de los entrenadores. El Betis de Quique Setién, un obseso de la posesión, dominaba el balón. El FC Barcelona de Ernesto Valverde, cuya filosofía a veces es conseguir los tres puntos, se empleaba sin el esférico. En el primer cuarto de hora mandaron los locales, pero el que se puso por delante en el marcador fue el conjunto azulgrana merced al de siempre. Guardado cometió una falta sobre Arthur en la frontal del área. Eso, en un equipo en el que juega Messi, es una pena máxima más. El argentino sorprendió a Pau López y la puso en su palo. El ex del Espanyol solo pudo mirar.
Messi dispara de falta para anotar el primer gol del FC Barcelona ante el Real Betis / EFE
El 0-1 servía a los catalanes, que pese a que empezaron a presionar más arriba no se inquietaron por no tener el balón. Las ocasiones más claras las volvió a tener el Betis, que tuvo como referente al exculé Cristian Tello. El de Sabadell fue un auténtico puñal por la banda izquierda y creó dolores de cabeza a Sergi Roberto. Sus centros fueron despejados por dos veces por un gran Jordi Alba, que evitó que el conjunto sevillano pusiera el empate en el marcador. Primero le ganó la posición a Joaquín, que se disponía a rematar a bocajarro. Y después se interpuso para entorpecer un cabezazo de Canales.
A medida que pasaron los minutos el conjunto azulgrana empezó a crecer, en gran parte debido a la subida de líneas que realizó el cuadro local y a las constantes pérdidas en la salida de balón. Jordi Alba empezó a hacer mucho daño a la espalda de Joaquín y solo el desacierto de Suárez evitó que el FC Barcelona pusiera más tierra de por medio. Hasta que llegó Messi. El argentino, a la víspera del descanso, inició la jugada del segundo tanto. La puso para Suárez y el 'charrúa' espero a que el 10 se incorporara, la puso de tacón y el 'astro', a placer, batió a Pau López. El partido estaba medio sentenciado y la Liga, también.
Luis Suárez es de derechas
Nada cambió en la reanudación. El Betis seguía amasando el balón y llegaba hasta la frontal, pero solo el FC Barcelona era capaz de crear ocasiones. Como nada varió, la procedencia del peligro tampoco. Todo el juego azulgrana pasaba por las botas de Messi, que volvió a dar una auténtica exhibición. El argentino se la puso en bandeja a Luis Suárez, que se zafó de Pau López y cuando solo tenía que empujarla con la zurda, la mando fuera... del área. Unos instantes después tuvo otra. Un error garrafal de Mandi, que completó un partido para olvidar, dejó al 'charrúa' solo delante de la portería. En este caso, su disparo se marchó rozando el palo izquierdo de la meta del catalán.
Luis Suárez celebra el tanto que anotó ante el Betis / EFE
Y un minuto después, tras fallar dos ocasiones clamorosas que hubieran limado la confianza de cualquiera, el 9 del Barça convirtió un auténtico golazo. Recuperó el balón en el centro del campo y empezó una carrera en solitario al más puro estilo Messi. Primero superó a Bartra, luego sentó a Mandi y finalmente, a placer y con la derecha, batió al guardameta bético. Era solo el 63', pero el encuentro ya había acabado.
A placer
La última media hora fue un mero trámite. Ni el Barça, con una elevada carga de partidos, pretendía desgastarse, ni el Betis tenia ánimos para intentar una remontada épica. Por parte del cuadro bético entró Emerson, que está cedido en el Benito Villamarín hasta el próximo verano, momento en el que pasará a pertenecer al FC Barcelona. Su entrada y sobretodo la de Láinez despejaron algo a los andaluces, que fueron en busca del gol del honor. Y lo lograron en el 81'. El mexicano mareó a Lenglet y tras no tener una posición clara de disparo, se la cedió a Loren, que ni se lo pensó y con un derechazo desde la frontal la colocó en la escuadra.
Leo Messi agradece al Benito Villamarín la ovación que le dedicó tras el cuarto gol / EFE
Aún quedaba una última obra de arte de Leo Messi, que quiso redondear su noche. Le llegó el balón en la frontal y lo que sucedió entre el momento que la recibió y el instante en que el esférico rebasó la línea de gol se recordará para siempre. El argentino se inventó una vaselina cuando ni siquiera Pau estaba adelantando, su suave disparo impactó en el larguero y se coló en el fondo de la red. La cara del guardameta bético tras encajar el gol lo decía todo. El Benito Villamarín no tuvo más remedio que ponerse en pie y aplaudir.
Si el FC Barcelona puede permitirse el lujo de primar la efectividad por encima del juego es gracias a un futbolista como Leo Messi. Sin que el conjunto azulgrana hiciera nada del otro mundo en el feudo bético, los tres goles del astro argentino sellaron la victoria y dejaron la Liga prácticamente sentenciada.