El Barça afrontaba el partido de Champions League con los fantasmas de los otros dos equipos españoles -Real Madrid y Atlético de Madrid- ya eliminados. El equipo se puso el mono de trabajo, que nos tiene habituados en la competición europea, y salió con la intención de hacer los deberes. El resultado fue un golpe sobre la mesa presentando candidatura al título (5-1).
Ernesto Valverde apostaba por el once de gala. Salía con todo y no se podía especular. Dembelé, con molestias, se quedaba en el banquillo y volvía a tener su oportunidad Philippe Coutinho -autor del segundo gol- que dejó muy buenas sensaciones.
El Olympique de Lyon salía al Camp Nou con todo lo que tenía, cinco defensas eran los encargados de controlar las acciones del Coutinho, Luis Suárez y Leo Messi. Aunque la presión desde el inicio fue muy intensa, la solidez de la línea defensiva dejó mucho que desear. Marçal, Marcelo y Denayer llegaron tarde siempre detrás de los delanteros blaugranas.
Luis Suárez en una acción con Marçal / EFE
En la segunda parte, los de Bruno Genésio dieron un paso adelante. Necesitaban igualar el marcador (2-0) si querían pasar a cuartos. Esto provocó que se dejaran muchos espacios entre líneas que el buen toque del Barça pudo aprovechar. Leo Messi puso el sello con dos goles y dos asistencias.
Dudas en la segunda parte
El susto llegaba en el minuto 58 con dos goles de ventaja cuando la defensa dudó al sacar un balón de saque de esquina. Tras unos rebotes descontrolados, el balón le cayó a la frontal de la pequeña a Tousart que remataba muy cerca de la portería. En la jugada Marcelo –en fuera de juego– hizo una clara falta a Clément Lenglet.
Este gol (2-1) animó a los franceses y puso el miedo a los catalanes. Costaba volver a coger el control y el ritmo aumentó. Cuando parecía que el pase a cuartos estaba firmado los 92.346 aficionados -la segunda mejor entrada de la temporada- del estadio volvieron a sufrir.
Otra obra magistral de Messi
Como nos tiene habituados, cuando más sufrían los blaugranas volvió a aparecer el de siempre. En el minuto 78, Leo Messi entraba en el área, hacía dos grandes recortes que sentaba a los dos centrales y superaba al portero para poner el tercero. En el primer tiempo ya hizo levantar al público con una penalti a lo panenka.
Una foto de Leo Messi dedicando su gol al Olympique de Lyon / EFE
Su actuación no terminaba aquí. En el minuto 80 hizo una acción individual que dejó a Gerard Piqué solo delante de portería. El catalán no falló y puso el cuarto en el marcador. Dos minutos para decidir otro encuentro. A cuatro minutos del final le dio tiempo a asistir de nuevo a Ousmane Dembelé que firmaba la manita.
Sustituir a Suárez no será fácil
Luis Suárez empezaba el partido como nos tiene habituados. El delantero presionaba a los tres centrales y al portero como si nada llegando a forzar errores y pérdidas precipitadas. En ataque siguió con su buena racha. Participó activamente en las ofensivas junto a Leo Messi y Coutinho, sus compañeros en el once.
El uruguayo entendió a la perfección como superar a la defensa gala. Cayó a la banda siempre que uno de los carrileros se incorporaba al ataque. Así llegó la jugada que forzó el discutible penalti cometido por Denayer. El argentino superaba a Anthony Lopes –que se retiró lesionado tras el segundo gol– con un sutil golpeo a lo panenka.
Suárez aplaudiendo una acción del partido / EFE
Su gran jugada llegaba en el minuto 31. Suárez recibía un balón de espaldas a portería, encaraba a Marçal superándolo con un gran regate y le cedía el gol en bandeja a Philippe Coutinho. Segundo gol y a eliminatoria por buen camino. En la segunda parte también participó en ataque sin tanta efectividad como en el primer tiempo.
Cuando más se habla del futuro relevo del charrúa más claro está que no será tarea fácil. El de 32 años parece que ha decidido contestar a las críticas con grandes actuaciones. Fue clave en el primer clásico -con dos goles- y volvió a ver portería contra el Rayo Vallecano.
Coutinho en modo Champions
La gran sorpresa del once era la noticia que todos los culés temían. Ousmane Dembelé no entraba en el equipo titular tras sus molestias contra el Rayo Vallecano el pasado fin de semana. Lo reemplazaba Philippe Coutinho que gozaba de la enésima oportunidad de demostrar que está hecho para el Barça.
Una foto de Leo Messi y Philippe Coutinho celebrando un gol al Olympique de Lyon / EFE
El brasileño ocupó el flanco izquierdo del ataque blaugrana y junto a Jordi Alba fueron un auténtico dolor de cabeza para Dubois, su lateral. Alternaban el juego en estático con los balones en profundidad. Se mostró muy activo en los 70 minutos que jugó y obtuvo la recompensa del gol y la ovación del estadio. En el minuto 31, Cou acompañaba a Luis Suárez que rompía a Marçal con un eléctrico regate y superaba a Anthony Lopes a puerta vacía.
Sólida medular y línea defensiva
El centro del campo de los blaugranas (Rakitic-Busquets-Arthur) volvió a mostrarse sólido como es habitual en las grandes ocasiones. Acompañaron a los tres de delante en la presión y supieron encontrar la mejor zona para perforar a la defensa lyonnais. Arthur Melo demostró de nuevo lo importante que es, combinó a la perfección con Alba y Coutinho que desmontaron el esquema de Bruno Genésio.
Si en la medular se estuvo bien, la defensa fue imperial. Fekir, Moussa Dembelé y Depay apenas generaron peligro. Solo se disparó dos veces a portería. El más destacado fue Clément Lenget que no dejó ni un metro al delantero centro de los franceses y sacó la pelota excelentemente. Ter Stegen, por su parte, fue un espectador de lujo. La única jugada de gran peligro quedó vendido (2-1).
Jugando como la primera parte, los blaugranas son claros favoritos para levantar la Orejona en el Wanda Metropolitano el mes de junio. En el segundo tiempo volvieron las dudas de equipo más irregular que vemos en la Liga. Pero con Messi ya se sabe, todo es posible.