Se preveía un partido a medio gas, dado el compromiso intersemanal de Champios League del miércoles ante el Olympique de Lyon y así fue. El Barça cumplió con el objetivo (2-1): sumar tres puntos ante un rival muy necesitado y que se plantó en el Camp Nou sin complejos. Ajeno a su delicada situación entorno al descenso y que puso, una vez más como ocurrió en la ida en Vallecas, en apuros los tres puntos.
El Rayo se mantuvo firme a su planteamiento defensivo en busca de un gol a la contra y surtió efecto, pero los azulgrana supieron reaccionar a tiempo para mantener el liderato intacto. Un partido con menos fútbol e intensidad del que se vivió en la capital meses atrás, pero que acaba en la balanza azulgrana.
Rotaciones efectivas
Valverde anticipó las rotaciones y cumplió con su palabra. Propuso un once inicial de garantías que se sobrepuso en todo momento a los madrileños. Arthur puso el arte y la posesión y Arturo Vidal la garra, junto a Sergio Busquets que fue una escombra durante 84 minutos.
Una foto de Arturo Vidal durante el partido frente al Rayo Vallecano / EFE
Con el conjunto madrileño replegado en defensa y dejando las bandas para los hombres de Valverde, no hubo juego entre líneas y el peligro azulgrana en el área de Dimitrievski se redujo a escasas oportunidades.
Y con el Barça a un ritmo prechampions y el partido controlada, Raúl de Tomás puso el miedo en el cuerpo. Segunda aproximación de los visitantes al área de Ter Stegen y golazo para reivindicarse. Se lo guiso el delantero y se lo comió Ter Stegen que no pudo hacer más que estirarse sin éxito.
Cambio de chip
Pisando el ecuador de la primera parte, el guión del partido se mantuvo intacto, pero dejar escapar tres puntos no entraba en los planes azulgrana. El Rayo se cobijo en campo propio y el balón se convirtió parado fue el principal aliado de los catalanes.
Piqué igualó el marcador antes de finalizar la primera parte y dar oxígeno al equipo. Y una vez con el resultado igualado, se acabó el encuentro para el Rayo. Messi y compañía no quisieron dar alas a sus perseguidores.
Una foto de Gerard Piqué celebrando su tanto ante el Rayo Vallecano / EFE
Valverde dio entrada a Dembelé para aprovechar el carril derecho y dar descanso a Arthur pensando en el miércoles. No fue el francés, pero si su acompañante de banda. Nelson Semedo quebró a Amat que, innegablemente, cometió penalti sobre el lateral. Se acercó Messi y el capitán no falló, para voltear definitivamente el marcador en el 59. Al Rayo se le hizo un mundo, y pese a que Raúl de Tomás lo intentó, la posesión fue absolutamente azulgrana.
Con el marcador sin cerrar Valvede optó por esperar, hasta que una de las jugadas de combinación azulgrana encontró a El Pistolero para sentenciar el partido en el 82. Tres puntos y una victoria más para un equipo que mira con optimismo la Liga, pero que volvió a jugar pensando en Champions. El miércoles nueva cita, la verdaderamente importante, que marcará el camino y el devenir de la temporada.
Una cita en la que, de nuevo, Coutinho demostró no estar preparado. El Barça tiene un problema grave con el brasileño que debería resolver lo antes posible. Otra oportunidad perdida. Una más.