Luis Suárez ha vuelto a revivir los fantasmas de su mal momento de cara a portería. Es un jugador de rachas, pero con el paso de los años sus intermitencias de cara a portería son más largas y acentuadas. Lleva cinco partidos sin conocer el gol –su peor registro de azulgrana– y lejos de las cifras que presenta, pese a ser el segundo máximo goleador de la competición doméstica, preocupan las sensaciones que desprende en su juego.
Es un intocable para Ernesto Valverde y el mejor aliado –y amigo– de Leo Messi, pero frente al Valladolid, la media hora que jugó, y frente al Olympique de Lyon, sus gestos de desesperación hacia sí mismo y otros de sus compañeros, especialmente Dembelé, evidencian una ansiedad y falta de acierto preocupantes a estas alturas de la temporada.
¿Momento de descansar?
El uruguayo ha entrado en el programa de rotaciones que ha elaborado el Txingurri a lo largo de la temporada, pero no ha sido uno de los principales ausentes a falta de un sustituto de garantías. Negado de cara al gol, parece difícil prever que Valverde le dé descanso ante el Sevilla este sábado dada la importancia del choque para mantener la distancia en la clasificación.
Suárez se lamenta por una de las ocasiones que falló ante el Olympique de Lyon / EFE
Aun así, recibir un toque de atención y un respiro a sus piernas no es una idea disparatada. La presencia de Messi en el verde es un seguro de vida, pero el retorno de Dembelé tras su lesión, que ya destaca pero no define, y la necesidad de recuperar la mejor versión de Coutinho, podría empujar al argentino a regresar a la posición de falso nueve, que ocupó con Pep Guardiola en el Camp Nou, para sentar al charrúa en el banquillo.
Una posibilidad a tener en cuenta
Es una idea remota, pero que puede sorprender al conjunto de Pablo Machín y dar mayor libertad de movimientos al capitán. Durante la temporada este escenario ya se ha dado en diversas ocasiones y el equipo ha acusado la falta de una referencia ofensiva constante para fijar a los centrales, pero simultáneamente permite al 10 llegar desde segunda línea para finalizar las jugadas libre de marca.
Una foto de Leo Messi durante un partido del Barça / EFE
Además, con la mente puesta en el calendario que se viene, los dos choques frente al Real Madrid, en Copa y Liga en apenas cuatro días, obligan a Valverde a pensar en el futuro inmediato. Tener al 9 en plenas facultades y enchufado es primordial para dar un golpe sobre la mesa en la Liga e intentar conseguir al pase de la final del 25 de mayo en el Benito Villamarín de la Copa del Rey.
Una alternativa real que daría protagonismo a otras estrellas y un descanso de doble lectura para el charrúa. El Sánchez Pizjuán espera la mejor versión del Barça, que podría prescindir de Suárez para intentar sumar tres puntos.