Partido sin goles. Extraño para ser la Champions League, pero con el empate a cero cosechado en Lyon, los azulgranas dejan vivo al conjunto de Bruno Genesio que con un solo gol en el Camp Nou podría hacer tambalear el pase a cuartos al Barça.
Un partido que a priori destaca por la efectividad de la defensa francesa, pero que visto lo visto, señala la falta de puntería de los delanteros del conjunto de Ernesto Valverde que, sin duda, no tuvieron su mejor noche, pese a las 25 ocasiones de gol que dispusieron.
Un total de 55 remates, sumados ambos conjuntos, que no han regalado ni un gol a los ojos de los espectadores.
El Lyon contra las cuerdas
El tridente del Barça, más que contrastado, y que más tarde ha cambiado a Dembelé por Coutinho, otra gran estrella, ha sido incapaz de perforar la portería de Lopes. El portugués ha dejado intervenciones de mérito, pero tampoco ha estado exigido. Algo parecido a lo que ha vivido Ter Stegen, que ha rescatado a su equipo en tres remates que el estadio francés ya cantaba.
Denayer, por el lado francés, ha sido el protagonista. Le tocó bailar con la pesadilla de cualquier zaguero y se encontró con su mejor noche y una de las peores de Luis Suárez. Por fortuna para él, porque el Barça se presentó en la ciudad francesa con las ideas claras, pero con el cuchillo sin afilar.
Una foto de Suárez durante el partido ante el Olympique de Lyon / EFE
Ni Messi, ni Dembelé, ni Suárez, ni Coutinho fueron capaces de decantar la balanza pese a las evidentes carencias defensivas del conjunto lyonnaise. El conjunto galo cerró las líneas interiores para ceder el juego a las bandas y cuando Messi apareció por el medio, supieron contener la calidad del argentino con hasta dos hombres. Sin espacio para definir con claridad y forzando al error.
Sin exigencia, pero providencial
La defensa azulgrana, por su parte, estuvo impecable. Siempre colocada, preparada para las disputas aéreas y con un Gerard Piqué que volvió a ser imperial. Líder indiscutible de esta defensa, le acompañó un Lenglet muy inspirado y juntos permitieron a Jordi Alba y Semedo proyectarse en ataque, aunque nunca olvidaron sus obligaciones defensivas.
Poco peligro en ataque del conjunto francés, pero muy efectivo. Tres disparos en los que tuvo que intervenir Ter Stegen y otra ocasión cantada que evitó en el último segundo el central catalán.
Un primer partido en que el Barça mereció ganar, pero en que las defensas se impusieron a la calidad de dos delanteras muy distintas. Mientras los azulgranas tendrán que afinar puntería arriba, en defensa es obligatorio mantener el nivel. A la vuelta Fekir estará en el once inicial, si cumple los plazos, el mayor peligro del conjunto francés.
Las dos tridentes sucumbieron. La eliminatoria está abierta.