Gerard Piqué está a otro nivel. Es el mejor defensa de la plantilla azulgrana, sin algún tipo de duda, y visto lo visto ante el Valladolid, también uno de los mejores jugadores de la plantilla, solo por detrás de Messi, quien tampoco estuvo excesivamente fino, pero es quien es.
El central azulgrana fue el mejor de un encuentro que el Barça dominó, pero en el que no tuvo fluidez en el juego y acusó en exceso la obsesión por la Champions que regresa para el Barça este martes ante el Olympique de Lyon. Saltaron once jugadores al campo, pero solo Gerard se había quedado en Barcelona para sumar tres puntos vitales para el devenir de la Liga.
Autocrítica como medicina
No ajeno al partido que cuajó el conjunto de Ernesto Valverde –quien también reconoció el mal partido del equipo– el zaguero fue el primero en asumir los errores del equipo a pie de campo. Tan rotundo como en cualquiera de sus declaraciones, Gerard espetó: "No hemos jugado bien. No ha sido un buen partido ni mucho menos. La única buena noticia es la victoria".
Tres puntos obligatorios para los cuatro próximos partidos que se vienen. 90 minutos de precedente que deberán enmendarse y justificarse en tierras francesas. Si el Barça jugó a ese nivel fue por dosificación propia y no por falta de ideas. Esa es la esperanza que queda, porque si este es el juego del Barça, quizás vuelven de Lyon eliminados.
Una foto de Gerard Piqué en una disputa con Enes Ünal durante el Barça-Valladolid / EFE
Algo que también reconoció: "Para el martes tendremos que ser mejores sino lo pasaremos mal" y añadió: "Los contrarios también juegan, pero creo que es más un tema nuestro encontrar la fluidez y el buen juego. Tener más rapidez, más posesión y a partir de ahí generar ocasiones, si no nos convertimos en un equipo más débil. Los equipos lo saben y nosotros lo sabemos" sentenció.
Líder en las dos áeras
Y es que pese al mal partido general que realizó el Barça, Piqué aprobó con nota. No estuvo muy exigido, pero ahorro trabajo –más del poco que tuvo– a Ter Stegen. Providencial en las coberturas, tanto en el juego aéreo como al corte, Piqué también tuvo despliegue físico para ejercer de medio y delantero centro en las embestidas azulgranas.
En más de una ocasión lideró el ataque azulgrana partiendo desde su posición sin oposición alguna y conduciendo el balón. Un arrojo de luz para la delantera y un hombre más volcado en ataque que nunca olvidó sus obligaciones como central. Si alguien debía dosificarse a sí mismo, a parte de Messi, era Piqué. Lo ha disputado todo hasta la fecha y ante el Valladolid no se escondió, prefirió jugar. Partido a partido.