Tras su buen clásico, Malcom Oliveira puede ver como vuelve a ser la quinta pieza en el ataque del Barça. Ousmane Dembelé vuelve al equipo completamente recuperado de sus problemas de tobillo y apunta a que, en los partidos clave, será titular junto a Luís Suárez y Leo Messi.
El ex de Girondins le ganó la partida a Denis Suárez en enero y fue la apuesta de la secretaría técnica hasta acabar la temporada. Desde ese momento, el brasileño ha aprovechado muy bien las pocas oportunidades que le ha dado el técnico. Fue la gran sorpresa del clásico copero (1-1) sustituyendo al argentino y marcó el único gol culé del partido.
Por detrás de Coutinho y Dembelé
Sus buenos minutos no le han servido para ganar la confianza del Txingurri. Philippe Coutinho sigue teniendo la confianza del equipo técnico a pesar de sus malos partidos. El extremo galo, por su parte, es clave para el equipo catalán este curso.
Malcom disparando a puerta en la ida de Copa del Rey contra el Real Madrid / EFE
Aun así sigue por delante de Kevin-Prince Boateng, el sustituto de Luis Suárez, que solo ha jugado un partido. Si se apuesta por las rotaciones este sábado contra el Real Valladolid –pensando en el partido de Champions League contra el Olympique de Lyon– Malcom podría ser uno de los jugadores que saldrán desde inicio.
Posible fuente de ingresos
El extremo brasileño fue la gran inversión del Barça el pasado verano. Se pagaron 41 millones de euros cuando ya lo tenía prácticamente hecho con la Roma. Su fichaje no fue pedido por Valverde tal y como reconoció el mismo entrenador en rueda de prensa durante la pretemporada. Eso le ha pesado desde principios de curso.
Su juventud –21 años– y sus buenos momentos como culé y con el conjunto francés hacen que sea una de las grandes apuestas de futuro. El Guangzhou Evergrande y desde Italia (Roma, Inter y Lazio) ya se han interesado por el jugador.
El caso Malcom recuerda mucho lo que ya sucedió con Paulinho. El jugador salió una temporada después de haber aterrizado a Barcelona por un precio superior al que la entidad catalana pagó por él. Esto supondría un gran éxito económico pero un fracaso deportivo.