Matthijs de Ligt podría llegar al Barça el próximo verano pese a la puja que existe por el central holandés y las dificultades económicas que supondría para el club catalán abordar un fichaje como ese. El interés por el zaguero no se ha perdido en la entidad catalana, pero las prioridades en cuestión de fichajes --en la que es primordial la llegada de un delantero centro y un lateral izquierdo-- han dificultado proseguir con las negociaciones.
Mientras Mino Raiola y sus exigencias económicas son los principales obstáculos para traspasar la primera frontera, la segunda, que sería el precio a pagar por De Ligt –no menos de 70 millones de euros–, podría tener más viabilidad gracias al acuerdo que el club tiene con distintos fondos de inversión norteamericanos.
Los nuevos acuerdos comerciales del Barça acercan a De Ligt
Y es que el Barça se ha convertido en el primer club cerrando seis ejercicios, de forma consecutiva, ganando dinero. Además, su acuerdo con Barings y Pricoa Capital Group, que forman parte del asegurador americano Prudential, podría facilitar la financiación de fichajes de alto precio, como el del central.
Hasta ahora han dejado al club 140 millones que no deberán devolver hasta de aquí a cinco años. Un endeudamiento real y comprometido, pero del que destacan que no hay un gran interés y que éste sería menor al 1,8%.
Abidal a lo suyo
Mientras en las oficinas del club se busca la mejor forma de encontrar el capital para abordar el fichaje, Eric Abidal, secretario de la dirección deportiva del club, ya se ha reunido con De Ligt. De hecho, el mismo día que De Jong viajó a Manchester para reunirse con Guardiola, el francés cenó con el central holandés en Ámsterdam.
Una foto de Matthijs de Ligt en un encuentro con el Ajax / EFE
Una foto de Matthijs de Ligt en un encuentro con el Ajax / EFE
Según relataron en El Club de la Mitjanit, el encuentro entre ambos se produjo semanas antes de cerrar el fichaje del centrocampista y Abidal le pidió que rebajara sus pretensiones económicas. Una petición que argumentó por el honor que supone que un club como el Barça se fije en una promesa de futuro.