Bendito Marc-André ter Stegen. Eso debieron pensar los jugadores, Ernesto Valverde y toda la culerada después del magnífico partido que firmó el cancerbero alemán frente al Athletic este domingo.

El punto no es positivo, pero vistas las ocasiones de las que dispusieron los leones, casi sí. Ter Stegen volvió a ser providencial. Un cerrojo irrompible bajo los tres palos. Ningún disparo, remate o jugada consiguió desbloquear el código pin que puso el alemán entre los tres palos. El punto de San Mamés, lleva su nombre y apellido. Se lució de todas las formas posibles, a bajo, en los córneres, a mano cambiada y al rechace. Estuvo acertado en todas sus decisiones, pero su recital no se comprende como algo positivo.

Innecesario

El Barça tiene un gran portero. Todo el mundo lo sabe, pero someterle a semejante actuación señala y agudiza la mala performance de sus compañeros. Una dinámica que no es un caso aislado, si no una confirmación que ocurrió ante los vascos y que viene repitiéndose en las últimas semanas.

El Barça ha  empatado los últimos tres partidos –Valencia en Liga, Madrid en Copa y Athletic en Liga— y en todos ellos Ter Stegen ha sido uno de los héroes del partido. Salvó los muebles ante el conjunto ché, pese a recibir dos goles –uno de penalti– y poco pudo hacer en el gol de Lucas Vázquez en Copa. El marcaje de Lenglet y Busquets fue de risa. 

El germano mantiene su nivel ajeno al rendimiento del equipo, pero arrastra peores cifras comparadas con la temporada pasada. Ha encajado más goles y en pocos ha quedado señalado. 

La cuesta de febrero

Febrero se pone feo. El calendario es exigente y el equipo necesita su mejor versión, no solo la del guardameta. El segundo mes del año solo ha traído tablas al conjunto de Ernesto Valverde y la semana de descanso, antes de recibir al Valladolid en el Camp Nou, se antoja como un salvavidas para coger oxígeno.

La presión a la que se vio sometido Marc ante los leones fue jugar con fuego. Fue un muro de contención, pero el Real Madrid ya se ha reenganchado a la Liga tras ganar el derbi madrileño, y los tropiezos del Barça dan fuerza a un conjunto que hace meses le daban por muerto. El recital del alemán quedó para el recuerdo, pero lo que se debe enterrar es ese juego.