Ivan Rakitic vive su quinta temporada en el Barça. Un intocable para Ernesto Valverde en la medular que esta temporada ha ido de más a menos. El inicio de curso fue dubitativo, pero sus actuaciones en Wembley, en el Camp Nou frente al Real Madrid o ante el Sevilla, apartaron al croata del foco mediático.
Su figura en el club se cuestiona desde el verano pasado cuando protagonizó el culebrón del mercado con el PSG. El jugador nunca se insinuó al gigante francés, pese a las presiones, pero tras la fuga de Neymar la temporada anterior no hay nada por seguro. Su discurso se mantiene firme: quiere renovar con el club catalán y está muy a gusto en Barcelona. Una entrega más que admirable. Es uno de los capitanes sin brazalete del vestuario, pero su rendimiento futbolístico no pasa por su mejor momento. Desde que empezó el año, incluso antes, empezó a acusar el exceso de minutos.
Rotaciones extrañas
Se turnó con Busquets en casi todos los partidos de Copa disputados en el Camp Nou. Medias partes para poner orden en la medular, pero en la Liga apenas ha tenido descanso. Algo que, de nuevo, afecta al tramo decisivo de la temporada: Rakitic vuelve a estar bajo de forma.
Lo intenta, pero ni le sale ni le acompañan. En San Mamés, fracasó en la elaboración del juego. No pudo ni ayudar a Busquets en la recuperación, ni tampoco generar el juego azulgrana con Vidal al lado –que estuvo nefasto– y Busquets enmendando los errores del chileno.
Rakitic y Lenglet persiguiendo a Williams del Athletic Club / EFE
Además, su fútbol no es el de Arthur. El brasileño es una baja muy sensible para el tourmalet que se le avecina al equipo y visto lo visto en San Mamés, puede que incluso decisiva.
Sin dosificar
Valverde ha tenido muy en cuenta los minutos de Messi, en ocasiones Suárez y Busquets, pero se ha olvidado del subcampeón del mundo. Rakitic pide descanso. Descanso para unas piernas que en marzo cumplirán 31 años y que necesitan dosificarse para los partidos importantes. Su calidad es indiscutible, pero con Aleñá, que ha demostrado mucho en sus apariciones, y Arthur cuando regrese, la estrategia que adoptó Valverde para la Copa, debería ser la tónica habitual en Liga.
Turnar a Busquets y Rakitic como pivotes defensivos y dar entrada al toque y la asociación. Así es como juega el Barça y así es como ha ganado siempre. A medio gas en la delantera y la medular solo hay un final posible: una segunda parte de la debacle que se vivió en Roma.