Si algo piden los partidos en casa del Athletic Club son esfuerzo y sacrificio físico. El Barça llegaba con su once titular flojo de fuerzas tras los exigentes partidos de las semanas previas. Los blaugranas jugaron contra el Valencia (2-2) y el clásico copero en el Camp Nou (1-1). En la semana más dura del año se sumaba el tercer empate consecutivo.
Ernesto Valverde no apostó por las rotaciones. El centro del campo era el esperado con la entrada de Arturo Vidal, con muy buen estado de forma pero sin mucho toque. Semedo, que acumula muchos minutos en las últimas semanas, fue quien remplazó Jordi Alba. Leo Messi, por su parte, forzó y llegó a disputar todo el partido.
Un centro del campo sin rumbo
La baja de Arthur Melo, lesionado hasta principios del marzo resulta más importante de lo que parecía. El brasileño era clave en los partidos decisivos –como contra el Real Madrid– pero la acumulación de partidos le han pasado factura demasiado temprano. Primer partido sin él y ya se le echa de menos.
Con esta sensible baja, el Txingurri apostó por Arturo Vidal. El chileno es un habitual en los planteamientos fuera de casa pero este domingo no pudo imponer su juego pese al desgaste físico. Sin balón estuvo muy sacrificado pero cuando tuvo la posesión no estuvo nada acertado. Perdió muchos balones y no se entendió nada con sus compañeros.
Rakitic tampoco ayudó mucho. El croata se mostró muy cansado en las idas y venidas de los leones. El 4 descansó unos minutos en el clásico pero no estuvo lo suficiente fresco para imponer el control que nos tiene habituados. Y es que Ernesto Valverde lo considera un indiscutible –junto a Busquets– en sus esquemas.
El de Badia del Vallès fue de menos a más. Le costó entrar en el partido pero poco a poco fue controlando el juego. Más que un problema suyo era de sus compañeros -con los que se discutió en numerosas ocasiones- que no se ofrecían y no daban una correcta salida de balón. Con la entrada de Carles Aleñá, Busquets encontró un socio ideal para subir el balón hasta el área.
Coutinho y Suárez, a la sombra de Messi
Con Ousmane Dembelé todavía lesionado, estaba claro que Luis Suárez y Philippe Coutinho serían titulares. Leo Messi, aún con molestias físicas, fue el más activo del ataque, sobretodo en la segunda parte cuando se abrieron espacios.
El 7 del Barça está a años luz de su nivel del Liverpool. Ya despareció contra el Real Madrid y no volvió contra el Athletic. Fue poco atrevido y los balones que salieron de sus botas no crearon ninguna ocasión peligrosa. Suerte tuvo de tener a un incisivo Semedo en su banda que aportaba profundidad y le abría espacios.
Philippe Coutinho jugando con el Barça en San Mamés / EFE
Parecía que con la llegada de Kevin-Prince Boateng, el nueve titular de Barça tendría descanso en algún partido. Solo descansó en la derrota en Sevilla (2-1) en la ida de cuartos de final de Copa del Rey. Desde ese partido, no hemos vuelto a ver al ghanés. Suárez, de 32 años, pide a gritos un relevo para algunos partidos. Su fatiga es evidente y no le permiten ser el delantero insistente que nos tiene acostumbrados. Desde la remontada (6-1) que no ve portería.
El centro del campo y la delantera en San Mamés no rindió como se esperaba. Los jugadores están bajos de moral y la acumulación de partidos no ayuda. Valverde solo confía en los mismos jugadores y hay algunos de los titulares que ya piden un descanso para Valladolid. El Athletic Club siempre es exigente y el Barça mostró una vez más estar pasando por un bache de juego.