Todo se decidirá en el Bernabéu. Barça y Real Madrid firmaron las tablas en un encuentro más disputado que en los precedentes y marcado por la falta de acierto de cara a portería de los azulgranas. La ausencia de Messi fue patente desde el primer minuto, pero la falta de intensidad con la que hombres de Ernesto Valverde saltaron al verde hizo mella en el equipo.
El Madrid se dio cuenta y aprovechó el despiste. Extraño y difícil inicio de los azulgranas. Diez minutos de inseguridad que colocaron a los blancos por delante del marcador. Una empanada mental que tuvo un precio demasiado elevado para lo que se vio posteriormente.
Sin ritmo
La pegada del Madrid entró en escena y Lucas Vázquez no perdonó ante Ter Stegen. Benzema le asistió ante la impasibilidad de Lenglet y Busquets en el marcaje. Seis minutos de incertidumbre e inseguridades fueron suficientes para un Madrid sin complejos.
Un gol que silenció al Camp Nou y que sembró muchas dudas en el conjunto de Ernesto Valverde. Paulatinamente, el equipo se rehizo, pero no hubo acierto ni inspiración en el último pase. La ausencia de Leo Messi se hizo patente pese a las incursiones de Semedo y Malcom por la banda derecha, la más activa de la primera parte y por donde llegó todo el peligro azulgrana.
Poco a poco y con la posesión afianzada, el Barça rompió líneas y Malcom tuvo el empate en sus botas. Volvió a errar una jugada idéntica a la que tuvo ante el Sevilla dos semanas atrás en el Sánchez Pizjuán. Fuera de juego señalado por el linier que en caso de haber acabado en gol, hubiera sido corregido por el VAR. Un empate que se quedó en el camino.
Cambio de planteamiento
Con el paso de los minutos el Madrid aflojó la presión, y pese a la de clarividencia final del Barça, se hicieron con el control absoluto del partido. Largas posesiones ante un Madrid que se resguardó atrás dada la imposibilidad de mantener una presión asfixiante durante 45 minutos.
Suárez, Coutinho y Malcom se animaron, pero siempre estuvieron imprecisos. El balón parado se convirtió en el aliado del Barça y Piqué y Rakitic tuvieron el empate en sus cabezas. El poste evitó el tanto del central y un remate desviado frustró al croata.
El comodín de Messi
Y como esperaba todo el barcelonismo, el Barça volvió a ser el Barça en el segundo tiempo. Se lanzó a por el partido y puso una marcha más que el Madrid no supo controlar. Arrojados en ataque y con un Piqué imperial en defensa llegó la recompensa.
El empuje final que se vio en los últimos compases del primer tiempo tuvo continuidad y premio para un protagonista inesperado. Malcom se redimió de su error anterior y marcó el tanto del empate en una portería llena de piernas, pero sin portero tras el despeje de Ramos. El empate dio confianza a los locales y poco se vio del Madrid el resto del encuentro. Generó miedo en los contraataques, pero tuvo muy poca presencia en el área de Ter Stegen. Valverde recurrió al comodín. Leo Messi entró en el terreno de juego y el partido cambió radicalmente.
Una foto de los jugadores del Barça celebrando el tanto de Malcom frente al Madrid / EFE
Velocidad, vértigo y movimientos. El efecto Messi tuvo consecuencias en sus compañeros y en sus rivales. Los azulgranas buscaron el segundo tanto y el Madrid se encerró cada vez más. Solo la entrada de Gareth Bale –suplente de Vinicius este miércoles– y Asensio, dieron algo de vida a un equipo que buscó la velocidad del galés para sorprender a la defensa con un juego directo y vertical en los últimos instantes.
Final, empate que sabe a poco y que constata la importancia de la concentración previa al pitido inicial. El pase a la final se decidirá en la capital, donde el Barça estará obligado a marcar.
Malcom hizo de Coutinho
Si hasta la fecha el 7 azulgrana se había erigido como el líder del equipo en la Copa, la ausencia de Messi y Dembelé dio la oportunidad a Malcom. El carioca también quiso su cuota de protagonismo y se lo arrebató. Cou volvió a ser intermitente y no dio continuidad a un rendimiento más que notable en la competición del KO.
Malcom se ofreció, escorado en la banda de Messi, erró en el mano a mano, pero no se escondió. El futbolista tiene ganas y el único reproche es su falta de madurez y experiencia en la toma de decisiones. Marcó un gol que vale el empate y obligo a Valverde a sustituir a su compatriota.
Una foto de Malcom celebrando su gol al Real Madrid / EFE
Se lució por la banda derecha acompañado de un Semedo que también fue otra de las sorpresas de Valverde. El portugués, fue junto al brasileño, el destello de luz e intensidad que necesitó el Barça durante todo el partido. Cumplió en defensa, se asoció en ataque y contuvo la presión de los rivales manteniendo la posesión. Dos suplentes habituales que piden a gritos más oportunidades al Txingurri.