El sorteo de semifinales de Copa del Rey del pasado viernes 1 de febrero deparó un enfrentamiento entre FC Barcelona y Real Madrid para determinar una plaza en la final del próximo 25 de mayo en el Benito Villamarín. La ida se disputará el 6 de febrero en el Camp Nou, y la vuelta el 27 de febrero en el Santiago Bernabéu. Unos duelos que se suman a un calendario ya de por sí complicado para catalanes y madrileños.
Cinco encuentros de Liga para cada uno, rematados con otro Clásico en el feudo madridista el día 2 de marzo. Los azulgranas buscarán consolidar su liderato y encarrilar el que sería el segundo título consecutivo, mientras los blancos, ya a 10 puntos, tienen la obligación de no pinchar si no quieren perder las pocas opciones que tienen de ganar un trofeo que solo han logrado en dos de las últimas diez campañas.
Además, vuelve la Champions, una obligación para ambos. El FC Barcelona no pasa de cuartos de final desde su título en 2015, mientras el Real Madrid, el vigente campeón, ve como la competición europea puede volver a ser la salvación para una pobre temporada, como ya pasó en 2016 y 2018.
La Copa toma más importancia para el Barça
En ningún momento ha dejado de tenerla, pero las rotaciones en el Ciutat de València y en el Sánchez Pizjuán mostraron que no era una prioridad para Ernesto Valverde. Frente a los blancos parece complicado que el extremeño pueda dar descanso a sus mejores hombres, justo en el momento que más lo van a necesitar.
Malcom en el partido de ida de cuartos de final frente al Sevilla / EFE
El calendario de Liga está lleno de complicaciones y no parece que vaya a haber tiempo para las rotaciones masivas que se produjeron en el mes de enero. El primer escollo será la visita del Valencia al Camp Nou este sábado 2 de febrero. El otro partido que se disputará en el feudo azulgrana será el Barça-Valladolid del 16 de febrero. Las visitas a San Mamés (10 de febrero) y al Sánchez Pizjuán (23-24 febrero) serán dos exámenes de altura. Este mes infernal se cerrará el día 2 de marzo en el Santiago Bernabéu.
Y llegará el primero de los siete retos que deberá afrontar el FC Barcelona si quiere volver a levantar la Champions League después de tres años de sequía. El 19 de febrero los azulgranas visitarán al Olympique de Lyon en el encuentro de ida de los octavos de final. El equipo francés es tercero en la Ligue 1 y no será un rival nada fácil: el Manchester City fue incapaz de derrotarlo en la fase de grupos.
Copa y Champions, los objetivos blancos
Sin olvidar la Liga. El planteamiento que realizó Solari en octavos y cuartos de final distó mucho del de Ernesto Valverde. El argentino no se guardó nada, si acaso en los encuentros de vuelta con las eliminatorias ya decididas (3-0 de ventaja en octavos y 4-2 en cuartos). Tras unos años en el olvido, la Copa vuelve a ser un objetivo blanco, quizás por lo lejano que parece el título de Liga.
Lucas Vázquez celebra el gol que anotó en los octavos de final frente al Leganés / EFE
Para no acabar con sus pocas aspiraciones en este torneo, los blancos no se pueden permitir ningún tropiezo. El calendario es algo más favorable de lo que se le presenta al Barça. En el Santiago Bernabéu recibirán a Alavés (3 de febrero) y Girona (17 de febrero). La visita al Wanda Metropolitano del próximo 9 de febrero se antoja un duelo clave para las opciones de los madridistas. Luego visitarán el Ciutat de València (23 de febrero) antes de cerrar el mes frente al FC Barcelona el 2 de marzo.
Todo y nada también en la Champions. Se enfrentarán al Ajax del futuro azulgrana Frenkie de Jong. La ida, en Ámsterdam el 6 de febrero. La vuelta, tras el clásico liguero. El día 5 de marzo se cerrará un calendario de infarto para unos madridistas que estarán obligados a ganarlo casi todo para confirmar el buen momento demostrado durante el mes de enero.