El cambio táctico de Valverde cuando el partido estaba roto
Las piernas frescas de Arturo Vidal y Semedo fueron clave para aguantar el resultado
31 enero, 2019 00:22Exhibición histórica, pero jugando con fuego. El FC Barcelona brilló como hacía mucho tiempo que no lo hacía para firmar una remontada épica contra el Sevilla (6-1) en los cuartos de final de la Copa del Rey. Los azulgranas están en semifinales.
Muchos temían que el Barça regalase la Copa, especialmente tras las declaraciones de Gerard Piqué tras el partido de ida, pero nada más lejos de la realidad. Valverde apostó por el once de gala, con permiso de los lesionados Dembelé y Umtiti, y con Leo Messi y Luis Suárez a la cabeza salieron en tromba desde el minuto uno.
Bajo el esquema habitual del 4-3-3, el Barça cuajó un partido más estilo Premier League, donde renunció por momentos al control para dotar a su juego de una verticalidad poco común en la escuadra blaugrana. La presión y las contras letales fueron una constante a lo largo de los 90 minutos.
Coutinho recupera confianza
El primer tiempo fue majestuoso, aunque solamente le cayeron dos goles a los hispalenses, uno de Coutinho –de penalti cedido por Messi– y otro de Rakitic, que hizo bueno un delicioso pase de Arthur, muy seguro durante la primera hora de partido.
En el segundo tiempo, el Barça volvió a mostrar su versión más vertical, y en seguida llegó el tercer gol, otra vez obra de Coutinho fruto de la conexión Liverpool con Luis Suárez. Tan solo un minuto después cayó el cuarto, tras un brillante contraataque en que Messi asistió para el gol de Sergi Roberto (minuto 54).
Hasta ese momento todo el trabajo de los hombres de Valverde fue impecable. La constancia, la verticalidad, la presión, el ritmo trepidante y la eficacia en cada una de las acciones. Desde la portería, con Cillessen parando un penalti, a la hiperactiva delantera, sin olvidar la columna vertebral con Piqué, Lenglet, Rakitic y Arthur soberbios.
Momento delicado y cambio al 4-4-2
Sin embargo, a partir de ese momento y hasta los instantes finales de partido llegó la fase de sufrimiento. Más de media hora en que el Barça, que pese al 4-0 siguió atacando sin respiro, empezó a notar los síntomas de un cansancio evidente. De repente, Coutinho, Arthur, Rakitic y Busquets empezaron a perder balones.
También Cillessen perdió un balón decisivo, el que propició el gol que volvía a meter al Sevilla en el partido. Y los hispalenses se lo creyeron. Cuanto más cansado estaba el Barça, más frescos parecían los de Pablo Machín, que puso a la artillería pesada en cancha para buscar el segundo gol que daba la eliminatoria al Sevilla.
Fue un tramo en que el Barça sufrió mucho, Messi perdonó dos acciones de las que nunca falla y Valverde supo reaccionar para poner las cosas en su sitio. Arturo Vidal dio descanso a Rakitic y Semedo entró por Coutinho. En ese momento, el técnico apostó por un cambio de sistema: el 4-4-2.
Máxima exigencia en semifinales
Las piernas frescas de Vidal y Semedo fueron clave en un momento en que muchos jugadores presentaban un aspecto de fatiga evidente. Pero el chileno y el portugués supieron leer el rol que les tocaba interpretar y aguantaron una línea defensiva alta que mantenía al Sevilla alejado del área blaugrana. Y, con esas líneas altas, pudieron llegar finalmente los goles decisivos a la contra de Luis Suárez y finalmente de Messi.
Lectura claramente positiva, pese a la poca presencia de aficionados (58.050 espectadores), porque el Barça sigue aspirando al triplete. La negativa es que fue un partido de mucho desgaste y los azulgrana pueden toparse con un rival muy fuerte en semifinales que también garantizará desgaste: Betis, Valencia y, probablemente, Real Madrid estarán en el bombo.