Victoria sufrida en Montilivi (2-0). Tal y como se preveía, los azulgranas sufrieron para paliar el potencial ofensivo del Girona que con poco, pero efectivo y veloz, pudo haber empatado el encuentro e incluso ponerse por delante. Stuani, tercer máximo goleador del campeonato doméstico, lo intentó, pero estuvo más fallón de lo habitual. Las tuvo de todos los colores y en todas las posiciones, pero cuando no falló su puntería, se encontró con un Ter Stegen inmenso que tuvo que emplearse a fondo para mantener la portería a cero.
Empezó el encuentro como es habitual cuando juega el Barça. Toque, posesión y a la espera de ver que propuesta defensiva plantea el rival. Eusebio Sacristán arriesgó y echó toda la leña al fuego con una presión asfixiante, que por momentos llegó a parecer un marcaje al hombre feroz y que provocó muchas pérdidas azulgranas. Un planteamiento que se mantuvo hasta el final de la primera parte, pero que no tuvo éxito de cara a portería.
Con el duelo expectante, Semedo estrenó su cuenta goleadora desde que es jugador azulgrana en el 9'. La defensa no despejó un balón que se paseó al borde del área pequeña y el lateral derecho remató sin oposición para batir a Bono.
Los jugadores del Barça celebran el gol de Nelson Semedo frente al Girona / EFE
Un gol que vale un récord: 32 jornadas consecutivas marcando y un tanto que puso a favor el partido y que pese a no relajar a los azulgranas, tampoco hundió a los locales.
Sudor y casi lágrimas
Con el marcador a favor, los hombres de Ernesto Valverde mantuvieron intacto el guión establecido, pero el Girona mostró su cara más peleona. Incluso Messi y Busquets perdieron balones comprometidos que pusieron en apuros la portería de Ter Stegen. La presión surtió efecto y la propuesta de Sacristán dio vida a un equipo que no se rindió.
Pasado el ecuador de la primera parte, el Barça perdió el control del partido y se rompió el encuentro. Poca presencia en área de Bono, y muchos espacios atrás para la velocidad del Girona. Bernando avisó en el 36' y Stuani tuvo el gol en el 42'. Dos jugadas clarísimas que salvaron Ter Stegen, primero, y Piqué en la línea de gol.
Sin control ni contra diez
La sensación de vulnerabilidad se mantuvo tras el inicio de la segunda mitad. Las ocasiones se paseaban muy cerca de la portería del alemán, y el estadio, entregado en su totalidad, sentía el gol del empate cada vez más cerca. Stuani volvió a intentarlo, pero no fue su día. Y cuando mejor estaba el Girona, Bernando recibió la segunda amarilla tras una falta de por detrás a Suárez. Se quedaron con diez futbolistas en el verde y, sorprendentemente, tuvieron más ocasiones que con 11.
Diez minutos de infarto que pusieron a prueba los reflejos de Ter Stegen y la velocidad en repliegue del Barça. Los fantasmas del Camp Nou revivieron en Montilivi y solo los detalles acabaron por resolver el encuentro además, como no, de Leo Messi.
La sociedad Alba-Messi
Cuando más sufría el Barça, Valverde dio entrada a Arthur. La apuesta de Arturo Vidal funcionó –especialmente con vistas al partido de Copa del miércoles– pero el Barça nunca tuvo una posesión controlada y el Girona se hizo fuerte en la recuperación y el contraataque.
Entró el brasileño en el 60 y cambió el partido. No anotó, ni asistió, pero su calma, control del esférico y la presencia de tres centrocampistas de toque en la medular permitieron al Barça ampliar la ventaja en el luminoso. De esa posesión llegó el segundo del Barça. Una infinidad de pases que desesperó al Girona y que acabó en un desmarque de ruptura de Jordi Alba que cedió para que Messi, con frialdad, batiera a bono con una vaselina para sentenciar el partido.
Una foto de Messi durante el partido frente al Girona / EFE
Un gol que le permite recuperar un récord de ocho jornadas consecutivas marcando y mantener el liderato del máximo goleador de la Liga.
Sin noticias de Coutinho
Otra oportunidad y otro fracaso consumado. El brasileño regresó a la titularidad tras su descanso en el once en la Copa del Rey, para formar tridente de ataque junto al argentino y el uruguayo, pero volvió a naufragar. Messi le buscó, le obligó a interactuar con el equipo y pese a que el carioca lo intentó, su error ante Bono en el uno contra uno acabó con su partido. El 7 azulgrana quiso engañar al cancerbero por el palo corto y erró un gol que hubiera dado la calma que el Barça necesitó posteriormente.
Una foto de Coutinho en una de las ocasiones que tuvo ante Bono durante el partido frente al Girona / EFE
Un error similar al que Malcom cometió frente al Sevilla y que dejó tocado el resto del partido al delantero. Desde entonces se le vio muy poco. Aportó poca fluidez al juego y tampoco desbordó por la banda izquierda. Cou continúa de capa caída.