La situación de Malcom Olivieira en el Barça se mantiene igual de irregular que en septiembre. Relegado al banquillo ha dispuesto de muy pocos minutos e n el terreno de juego pese a erigirse como el héroe del equipo frente al Inter de Milán tras marcar el gol que, momentáneamente, le daba la victoria al conjunto de Ernesto Valverde.
Pese a su gol y su compromiso, la mejora constante de Dembelé y el nombre de Coutinho, que más que por rendimiento ha mantenido su sitio por su peso en el vestuario, han dejado a Malcom en una situación delicada de la que el Txingurri se mantiene firme en su decisión: es el suplente de cuatro delanteros y gozará de pocas oportunidades.
Desde el club el discurso siempre ha sido el mismo: trabaja, se esfuerza y es consciente de la competencia que tiene en un club como el Barça, pero a Valverde hay algo que no acaba de convencerle. Su nombre siempre está presente en las ruedas de prensa sea cual sea rendimiento o su presencia o ausencia en el verde.
Trabajo: la clave de Malcom para triunfar
El técnico extremeño siempre ha contestado, desde que hay caso Malcom, con las mismas palabras. Un discurso que repitió en la previa ante el Leganés: "Quiere jugar mucho, hacer muchos goles... lo mismo que quiere el entrenador. Que cuando salga demuestre que tiene sitio, que hace goles, que trabaja para que no nos los hagan. Le pido lo mismo que a los demás. Queremos que se vean sus cualidades en el campo, que se muestren, que sea un jugador decisivo. Es lo que esperamos de él. Luego que nos ayude sin el balón, es lo mismo que quiero de los demás".
Malcom lamentando una ocasión con el Barça / EFE
Un discurso que no ha variado ni una pizca, pero que reclama del jugador un mayor esfuerzo. En primer lugar en su faceta ofensiva, dada su posición. Su desborde y uno contra uno deben ser su coartada perfecta para hacerse un sitio en el once. Cualidades por las que llegó al Camp Nou que deben ser reforzadas con goles.
Sin balón
Pero ahí no queda la demanda de Valverde, algo que también exigió a Dembelé y que el francés ha corregido con el tiempo: la faceta defensiva. Malcom debe aplicarse a fondo cuando el equipo no tiene balón o se produce una pérdida. Ayudar en a su lateral.
Las exigencias son de altísimo nivel y con mayor presión dado que con los minutos residuales de los que dispone es, evidentemente, más difícil un impacto en el juego. Este miércoles, frente al Sevilla, el brasileño volverá a tener una oportunidad. La Copa parece ser la competición que el técnico azulgrana ha elegido, al menos hasta ahora, para dar rodaje al carioca y ver su evolución.