No fue el mejor partido de Ousmane Dembelé. Sin embargo, nuevamente el francés volvió a ser una pieza clave en el Barça. La revolución táctica contra el Levante salió a pedir de boca.
Ernesto Valverde volvió a mostrar sus buenas dotes con la pizarra y se sobrepuso con sabiduría a la baja de última hora de Nelson Semedo. Ante la dificultad sobrevenida, el Txingurri apostó por modificar el dibujo habitual y convertirlo en un 3-5-2.
Sacrificado, Ousmane ocupó el carril derecho al completo, siendo el izquierdo propiedad de Jordi Alba. Tres centrales, Piqué, Lenglet y Vermaelen, comandaban la zaga con Busquets, Rakitic, Arturo Vidal y los dos carrileros por delante. En punta, Leo Messi y Luis Suárez.
Coutinho, otra vez al banquillo
Un dibujo poco habitual en can Barça y que Valverde justificó con la lesión de Semedo: “He estado condicionado, absolutamente. Es una solución que había manejado alguna vez por alguna lesión de Sergi (...) significaba que teníamos que reestructurar todo el equipo”.
Philippe Coutinho, habituado al banquillo del Barça / EFE
Al técnico le vino muy bien el cambio de sistema –el mismo que utilizaba el Levante, también empleado por equipos como el Sevilla y el Girona– para justificar otra titularidad de Dembelé. O lo que es lo mismo, una nueva suplencia de Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club.
Dembelé contagia a Valverde
El extremo galo, curiosamente el jugador que más osa desafiar el modelo Barça por sus largas conducciones con el balón en los pies, contagió a Valverde y ayudó a agitar esa revolución. No solo en el once, sino en la forma cómo se jugó el partido.
El Barça llegó a tener menos posesión que el Levante en distintos tramos del encuentro y, para más inri, cabe decir que se jugó más tiempo en campo culé que levantinista, lanzadores de 15 saques de esquina. Datos estos muy poco habituales. Los blaugranas hicieron del contraataque su mejor arma en Valencia.
El Levante paga cara su osadía
Los de Valverde aguantaron estoicamente las embestidas iniciales del Levante, nuevamente con un Piqué imperial y un Ter Stegen volador. Y aunque costó hilvanar juego en ataque, la magia de Messi volvió a ser irresistible.
Ernesto Valverde, estudioso en el Levante-Barça / EFE
Fue un partido de pizarra donde el Barça supo sufrir y aprovechar la osadía levantinista. El hecho de jugar tanto en campo culé posibilitó que los cracks azulgranas aprovechasen a la perfección los espacios para anotar cinco goles con el añadido de dejar la puerta a cero por tercer duelo consecutivo.