Dembelé vive en el punto de mira. Está en boca de todos, para lo bueno y para lo malo. El crack francés llegó con el sambenito de los 145 millones de euros que había costado su fichaje. Una cifra desorbitada. Fuera de mercado. Y que ha marcado indeleblemente el devenir del futbolista en el Barça. Desde el primer día, a Dembelé se le exigió justificar su inflado precio. Una carga demasiado pesada para alguien de tan solo 21 años.
Lo cierto es que se habla demasiado de Dembelé. En el Barça son conscientes de ello. Por eso tratan de llevar su caso con el mayor sigilo posible. El club ha hablado con él varias veces. Los capitanes han hablado con él. El cuerpo técnico ha hablado con él. Aunque no trasciendan las reprimendas, es sabido que Dembelé se ha llevado varios tirones de oreja. Su última indisciplina le costó una multa. Se habla de 200.000 euros, pero la cifra es lo de menos.
El Barça no termina de saber cómo tratar a Dembelé, cómo limar sus asperezas, cómo guiarlo por la senda de la virtud. Tampoco hay una estrategia clara. Ernesto Valverde es reacio a las sanciones disciplinarias. Prefiere dialogar con el jugador, seducirle, hacerle entrar en razón. No es partidario de solucionar las cosas a base de multas. Con todo, su paciencia también tiene un límite. Y Dembelé ha rebasado ese umbral.
Incorregible
Nada garantiza que el francés no vuelva a reincidir en su indisciplina. De hecho, volvió a descarriarse cuando ya parecía haberse centrado. Brilló ante el Atlético, el PSV, el Villarreal y el Espanyol. Su mejor racha de partidos. Además, durante casi un mes su comportamiento fuera del campo estaba siendo correcto. Y justo en su mejor momento volvió a meter la pata.
Esta vez la estrategia de Valverde pasó por multarlo pero sin castigarlo con la suplencia. Dembelé fue titular ante el Tottenham y marcó un golazo. Fue el mejor del equipo. Al menos esta vez su indisciplina no se trasladó al terreno de juego. Aún así, el Barça no puede y no debe consentir al futbolista. Debe reconducir su conducta.
¿Punto de inflexión?
Las informaciones que salen de can Barça apuntan a que esta vez el futbolista estaría más arrepentido. Aunque su conducta pública indique lo contrario. Pero de puertas hacia dentro, al menos, parece que Dembelé ha entonado el mea culpa.
Los jugadores del Barça celebran el gol de Dembelé frente al Tottenham / EFE
El francés recibió una buena bronca por parte de varios pesos pesados del vestuario. Y pidió perdón. Fue en el entrenamiento del pasado lunes antes del partido de Champions contra el Tottenham. Dembelé reunió a sus compañeros y les prometió que su desafortunada conducta no volvería a suceder.
Así lo explicó Carles Aleñá tras el partido de este martes: "Ha pedido perdón en el vestuario. Aceptamos las disculpas. Él sabe que lo ha hecho mal. Es un buen chico, estamos a muerte con él. Hay que darle cariño".
Darle cariño. El Barça sabe que es importante arropar a Dembelé. Al mismo tiempo que se le reprende por su mal comportamiento, el club tiene que conseguir que el jugador no se desanime. Porque, como todo el mundo, rinde mucho mejor cuando es feliz.