Ousmane Dembelé divide opiniones en el Barça. Tras un primer año difícil, marcado por las lesiones y su proceso de adaptación, su segunda temporada como azulgrana se está caracterizando por una irregularidad impropia de un futbolista de élite.

Ernesto Valverde recuperó el 4-3-3 y dio paso al Mosquito, que respondió con goles en partidos importantes para rescatar al equipo en partidos atascados como el Valladolid o la Real Sociedad. Unos goles que lo mantuvieron vivo en el esquema del Txingurri al principio pero que, cuando se esfumaron, obligaron al técnico extremeño a relegarle al banquillo.

Su fútbol, muy descoordinado en ocasiones, hizo perder la paciencia a muchos de sus compañeros. Especialmente en la toma de decisiones. Ello generó que Coutinho acabase asumiendo el papel de falso extremo para, también, maquillar sus carencias defensivas.

Pataletas

En el banquillo por costumbre, Dembelé vivió varias semanas de incertidumbre en el club catalán. Sus constantes faltas de puntualidad, falta de profesionalidad e incluso a veces falta de actitud en entrenamientos y partidos le catapultaron al foco mediático.

Ousmane Dembelé en el banquillo del Barça / EFE

Ousmane Dembelé en el banquillo del Barça / EFE

Un foco que tras el parón de selecciones se ha ido apagando tras varios toques de atención –públicos y privados— de sus compañeros de equipo y representantes del club. Dembelé ha respondido. Marcó el gol del empate frente al Atlético de Madrid, y volvió a ilusionar al barcelonismo con una buena puesta en escena contra el PSV que mejoró frente al Villarreal en el Camp Nou.

Esa es la dinámica que la dirección deportiva y el staff técnico quieren que recupere Ousmane. Desde el club todavía pesa la fuerte inversión que se realizó por la joven promesa y apuestan por él como un jugador de proyección al que le está costando algo más. Con velocidad, regate y gol sus cualidades encajan a la perfección en otro estilo de juego más directo, pero en can Barça creen que se puede perfilar para encontrar su sitio adaptado al ADN azulgrana.

Estrategia de doble filo

Pese al optimismo que se respira estos días –al que el francés deberá dar continuidad para evitar las críticas de nuevo— el Barça se reserva un as en la manga. Si Dembelé es un fracaso de azulgrana nadie debe saberlo.

Su juego será el que marque el precio de mercado para un jugador que debe revalorizarse. Hoy por hoy –y seguramente tampoco en su día-- no vale la fortuna que el Barça abonó por él, pero el futuro es incierto y en caso de verse obligados a desprenderse del extremo el club querría sacar el máximo rendimiento económico por el jugador.

El delantero francés del FC Barcelona Ousmane Dembélé (d), lucha con el centrocampista del Villareal CF, Manu Triqueros (i) durante el partido disputado en el Camp Nou / EFE

El delantero francés del FC Barcelona Ousmane Dembélé (d), lucha con el centrocampista del Villareal CF, Manu Triqueros (i) durante el partido disputado en el Camp Nou / EFE

Su venta podría financiar otro fichaje estrella o el regreso de Neymar y la mala imagen que se ha proyectado de él en Europa en las últimas semanas es una arma que puede girarse en contra de los propios intereses del club. Hay que ir con cuidado.  

La estrategia está clara: hacerle jugar, darle confianza y mandar un mensaje siempre positivo y elogioso hacia Dembelé, como viene haciendo Valverde últimamente. El margen de error es menor que la temporada pasada, pero desde el club la apuesta se mantiene. El verde es la única opción real de sacar su mejor versión o de conseguir al mejor postor. Si juega, regatea y marca, elevará su caché. Con ofertas sobre la mesa será más fácil decidir si su futuro debe ser realmente azulgrana.