Leo Messi lo tiene claro. Si el regreso de Neymar puede producirse en algún momento el Barça debe entrar en la puja. El argentino no ha pedido al club que se fiche a un jugador que valdría una fortuna, pero el entorno del capitán asegura que el 10 azulgrana y gran parte del vestuario vería con buenos ojos el regreso del extremo.
Y es que mientras la postura del vestuario siempre ha sido favorable a su regreso, en las oficinas el rotundo "no" ha evolucionado en un "se analizará el mercado". Y es que tras la marcha del brasileño, por muy polémico que sea el jugador, el Barça no ha encontrado un sustituto de su nivel que aporte su calidad y verticalidad en el juego. Messi lo sabe y tras el desencanto vivido con Dembelé y las dificultades que está teniendo Coutinho para adaptarse a ese nuevo rol de extremo, parece ser que la solución a los problemas del Barça pasan por Neymar.
Una foto de archivo de Neymar y Messi / EFE
La operación retorno del brasileño es complicada. El PSG desembolsó 222 millones de euros por un jugador que una vez cumpla sus segundo año en París tiene claro que quiere marcharse. Su precio y el problema institucional que supondría para ambos clubes son los dos motivos por los que Messi no ha exigido su fichaje. Es consciente de la dificultad que supone y el esfuerzo económico inicia y posterior, ya que la masa salarial del primer equipo está por las nubes.
La posibilidad
Si existe una remota posibilidad de que Neymar vuelva a vestir de azulgrana, el Barça deberá estudiar la operación detenidamente. Su regreso comportaría la salida de Dembelé, donde un intercambio con el PSG podría ser una opción que gustaría al club galo y supondría algún que otro problema para encajar a Coutinho en el once inicial. Neymar, Coutinho, Messi, Suárez, un cuarteto de miedo en ataque y de miedo en defensa.
Messi y Neymar en un acto promocional del Barça / EFE
Asimismo, si no es Dembelé, la entidad catalana deberá desprenderse de alguna gran estrella para poder acometer el fichaje del brasileño. Entre las que Ivan Rakitic suena con más fuerza. La voluntad del argentino está clara. Cree firmemente que su marcha menguó las capacidades ofensivas del equipo y que hasta la fecha no se han visto cubiertas. Messi da la bendición a la operación y ahora soplo quedan distintos flecos por resolver.
Cómo convencer al PSG --será el más difícil sobre todo si no hay sanción de la FIFA-- y convencer a la masa culé de que Ney no es un traidor.