Una vez completados los 20 primeros encuentros de la temporada --contando todas las competiciones--, las estadísticas del Barça arrojan unos resultados demoledores. El balance de goles a favor y en contra es para echarse a temblar.
El FC Barcelona ha marcado 50 goles en lo que va de curso, lo que supone un promedio de 2,5 goles por partido. Hasta aquí, los registros son correctos. Los habituales en las últimas temporadas. Sin embargo, en estos 20 partidos el equipo azulgrana ha encajado 24 goles, una media de 1,2 goles por encuentro. Muy lejos de los registros de las pasadas campañas. Además, solo ha conseguido dejar la portería a cero en cinco ocasiones. El diagnóstico es claro: el Barça flojea en defensa.
Las consecuencias
Y así le van las cosas en la Liga, donde no logra encadenar tres victorias seguidas. En la competición doméstica el Barça ha encajado 19 goles en 13 jornadas. Sus números atrás se corresponden con los de un equipo que lucha por la permanencia. De hecho, es el sexto equipo que más goles ha recibido, empatado con el Real Madrid. Solo los tres equipos en posiciones de descenso, más Celta y Levante, han encajado más goles que el Barça.
El Barça no sufría de esta manera en defensa desde la temporada 2000-01, cuando entre Reina, Dutruel y Arnau el equipo promedió 1,5 goles en contra por partido. De hecho, la temporada pasada --la primera de Valverde-- el Barça destacó precisamente por su solidez defensiva. Ganó la Liga encajando apenas 0,76 goles por partido. Es más, llegó a promediar 0,55 durante los primeros 29 partidos, pero se relajó al final, iniciando una peligrosa dinámica que se ha prolongado hasta la fecha.
La gran amenaza
Este desequilibrio defensivo puede ser tolerable a estas alturas de la competición doméstica, pero no lo será por mucho más tiempo. Y supone, sobre todo, un grave peligro para la Champions. En adelante el Barça se enfrentará a rivales más poderosos en Europa y los partidos serán a cara o cruz. El equipo no se puede permitir esta fragilidad defensiva si aspira a ganar el título.
Una foto de Lenglet durante el partido frente al PSV / EFE
Ante el PSV el Barça transmitió mucha inseguridad defensiva. Recibió un total de 22 disparos, nueve de ellos a puerta, y solo concedió un gol fue porque los holandeses enviaron tres balones al palo. Además, el conjunto azulgrana perdió la friolera de 95 balones, de los cuales 47 fueron robos de balón por parte del PSV.
Ernesto Valverde reconoció las carencias defensivas del equipo en la rueda de prensa posterior al partido: “Nos han generado inseguridad y hemos tenido más problemas... En esos 20 primeros minutos ellos han llegado seis veces y nosotros una”, asumió.
Y si el PSV Eindhoven fue capaz de generar tanto peligro en el área azulgrana, qué no harán otros equipos como el Juventus, el Bayern o el Manchester City. El Barça necesita reflexionar. Porque su debilidad atrás es una cuestión colectiva. No se le puede achacar a ningún jugador. Es cosa de todo el equipo. De las coberturas, de la intensidad, de la atención. Toca ponerse las pilas.