Ousmane Dembelé recuperó un sitio en el once inicial de Ernesto Valverde frente al PSV en un partido clave para conseguir el primer puesto para octavos de final de la Champions League tras varias semanas en el foco mediático. La baja de Luis Suáre, permitió a Dembelé hacerse con un hueco en el tridente de ataque en un partido en el que el francés dejó de nuevo destellos de su calidad. Mejoró en actitud, se atrevió en el uno contra uno y pese a fallar algunos pases, dio síntomas patentes de una mejora casi impuesta.
Pese a no encontrar el gol, Dembelé aprobó con nota frente a los holandeses. Un aprobado que en el vestuario no se quiere tomar como el fin de los desencuentros de un jugador muy polémico. Los pesos pesados del vestuario y el Txingurri le vigilan desde cerca y solo será premiado públicamente cuando dé a ese juego una total continuidad.
Mismo escenario
De demostar esa actitud y prevención colectiva se encargó Sergio Busquets cuando fue cuestionado por el partido del Mosquito ante los micrófonos de Movistar. El centrocampista, que no tuvo su mejor noche con perdidas de balón muy comprometedoras, destacó el trabajo colectivo del equipo y habló sobre el extremo.
Sergio Busquets en una acción del partido Barça-Leganés / EFE
"Es joven, necesita un periodo de adaptación. Si hace un partido bueno y mete dos goles tampoco se va a quedar ahí. Ni para lo bueno ni para lo malo. Debemos tener paciencia con Dembélé, debe seguir" y concluyó con un mensaje directo: "Esto es un aprendizaje para él y esperemos que se adapte cuanto antes, pero nos va a costar".
Un mensaje claro que evidencia que el vestuario no ha cambiado de opinión. Dembelé debe seguir trabajando para ganarse un sitio en el once y, sobre todo, el respeto de sus compañeros. De nuevo, todo está en sus manos.