Guerra constante en el vestuario del Barça entre Dembelé y Malcom. Dos jugadores de proyección con un potencial por explotar que no se cansan de golpear y tambalear las ideas de Ernesto Valverde jornada tras jornadas. Con Ousmane Dembelé sumergido en el foco de la polémica por sus particulares episodios en el vestuario --que han cuestionado de lleno su profesionalidad-- Malcom se erigió como el salvador en San Siro frente al Inter de Milán. Debut, gol y empate.

Una actuación de diez minutos que fue suficiente para el Txingurri. Frente al Betis, tras el parón de selecciones, volvió a optar por el brasileño. Una decisión que tomó de inicio. Malcom acompañó a Suárez y Messi para intentar doblegar a los andaluces, pero no tuvo el mismo efecto que en tierras italianas. 

Con el liderato en juego y las bajas de Coutinho y Rakitic, el técnico extremeño optó por un 4-4-2 para proteger la portería de Ter Stegen. El alemán apenas intervino, pero Diego Costa no perdonó en la única jugada clara del partido. 

Revulsivos

Con la etiqueta de revulsivos y el liderato en juego tras el gol del hispanobrasileño, Valverde echó toda la leña al fuego. Ambos ingresaron al terreno de juego. Primero Dembelé y más tarde Malcom. Y el francés redimió sus errores y devolvió a su bando el efecto suplente que hasta entonces ostentaba el brasileño. 

Dembelé celebra con sus compañeros el gol frente al Atlético / EFE

Dembelé celebra con sus compañeros el gol frente al Atlético / EFE

Dembelé tan solo necesitó diez minutos para cambiar el partido. Recibió cinco pases --uno la asistencia de Messi-- y dio tres. Un disparo a puerta y un gol. Efectividad del 100%. Un efecto similar al que tuvo Malcom frente al Inter de Milán. Ambos tienen una calidad innegable, pero el carácter y la actitud de Malcom juegan a su favor.  

El futuro inmediato

Tras le mal resultado que dio el retorno al 4-4-2 de Valverde en el Wanda, todo apunta que el Barça volverá al 4-3-3 para enfrentarse al PSV en Champions League. Coutinho y Rakitic han recibido el alta médica, pero su titularidad todavía está en el aire. Además, las bajas de Arthur y Suárez para el desplazamiento a Holanda dejan la medular con una vacante --seguramente para Arturo Vidal-- y la delantera sin tridente claro.

Con Messi a la cabeza, los dos extremos se juegan un puesto en el once --o incluso ambos--, para desempatar la batalla personal de dos jugadores con perfiles y expectativas muy similares, pero entornos y situaciones muy distintas.