Tiempo al tiempo. Así se ha tomado Arturo Vidal su temporada en el Barça una vez ha comprendido su nuevo rol en un equipo marcado por el juego posicional y la posesión. Tras un inicio difícil como azulgrana, marcado por sus enfados en las redes sociales dadas sus suplencias, el chileno ha cambiado su estatus en el vestuario y en el terreno de juego.
Algo que podría entenderse como un cambio de roles total entre Arturo Vidal y Ousmane Dembelé. Si el chileno empezó muy cuestionado e irregular, el francés ha heredado esa rebeldía —infundada por su parte— para meterse en problemas. Una situación que depende exclusivamente de él, como la de todos los jugadores, y que un mes después podría servirle de claro ejemplo. Entrega, compromiso, respeto y trabajo.
En rebeldía
El Mosquito se ha rebelado y en el Barça esperan que retome la senda del esfuerzo tal y como hizo en su día Vidal. Su juventud le permite, o excusa, de algunos errores de principiante, pero debe asumir y responsabilizarse de su trabajo. El 22 azulgrana expresó su frustración en las redes sociales y entendió, a sus 31 años, que las pataletas no sirven para nada.
Arturo Vidal celebra su primer gol con la camiseta del Barça / EFE
Vidal habla ahora en el campo. Vuelve a ser un recurso para Ernesto Valverde —aunque todavía no le haya dado titularidades— y su rendimiento ha crecido. En tan solo 192 minutos disputados —90 en Copa frente a la Cultural Leonesa— Arturo ha marcado dos goles, ha representado su fútbol en su totalidad y ha presentado su candidatura al revulsivo del Barça. Frente al Atlético, la ausencia de Rakitic por su expulsión le presentan como una buena opción para contener y contrarrestar el fútbol del Cholo Simeone.
Una opción que de momento no presenta Dembelé. El francés tiene un espejo donde mirarse, el alma y la actitud de Vidal son el perfecto ejemplo de cómo triunfar. Cuesta de creer dado el currículum y carácter del chileno, pero hoy por hoy, es así.