Disputada la jornada 12 de liga, Barça y Real Madrid cumplieron con sus respectivos compromisos ligueros y sumaron tres puntos vitales, pero que dejan en evidencia las diferencias entre ambos conjuntos. El dato más irrebatible es la diferencia de puntos entre ambos conjuntos, pero la crisis se focaliza en el conjunto de Chamartín.
Los azulgrana son líderes a siete puntos del eterno rival y a la espera de lo que haga el Espanyol este lunes frente al Athletic Club dormirán líderes hasta el próximo fin de semana. Los blancos se han visto relegados a zona de Europa League y aunque aún queda mucha temporada por delante, el Barça ha sabido rehacerse en uno de los momentos más difíciles de la temporada: la ausencia de Leo Messi.
El Barça volvió a ganar sin Messi en Vallecas sobre la bocina, en un partido gris y lento, pero donde el equipo se encomendó al espíritu colectivo para sumar tres puntos y ganar ventaja sobre el Atlético y el Sevilla. El Madrid, por su parte, venció al Valladolid con un Vinicius salvador en los últimos diez minutos de encuentro marcado por los pitos a Sergio Ramos cuando se dispuso a transformar la pena máxima señalada.
Carácter y ambición
Mientras que la crisis del Barça --maquillada por los resultados-- pasa por la falta de juego efectivo contra los rivales más pequeños y los campos más complicados, la del Madrid se focaliza en la carencia de unidad y espíritu colectivo. Ese mismo espíritu con el que frente a la adversidades vividas en de las últimas temporadas con Zinedine Zidane en el banquillo, los blancos pudieron conquistar tres Champions League consecutivas.
Los jugadores del Barça desolados en Vallecas / EFE
El Barça todavía no ha encontrado la continuidad esperada, esa tan necesaria para conquistar un título como el campeonato doméstico en el que se premia al más regular, pero que de momento ha sacado tajada gracias a remontadas y a los tropiezos de otros. Sin el capitán en el verde, el equipo ha mostrado un aspecto hasta ahora desconocido en Can Barça durante mucho tiempo: la unidad y el sacrificio colectivo. Dos características de las que el conjunto de Ernesto Valverde ha hecho gala en las últimas semanas para sobreponerse a todos sus rivales con mayor o menor autoridad.
Muchas dificultades contra rivales de otra liga
Al Barça se le atascan los rivales más pequeños, especialmente a domicilio, y la asignatura pendiente continúa siendo la defensa. Huesca, Rayo Vallecano y Leganés --los tres colistas-- han conseguido perforar la portería de Ter Stegen en lo que va de Liga y suman así nueve partidos consecutivos encajando en el campeonato doméstico. Una cifra preocupante si además, se tiene en cuenta, que los azulgrana se han visto obligados a remontar el resultado hasta en cinco partidos en lo que va de liga.
Los jugadores del Barça celebran un gol / EFE
También preocupa la falta de contundencia ofensiva. El Barça necesita menos disparos a portería para hacer gol, pero encontrar el pase perfecto para marcar cuesta sudor y sangre a un equipo que se acumula en la frontal del área rival, pero que continúa pecando de posicionamiento estático y falta de ritmo. Una situación que invita al nerviosismo y que da vida constantemente a los rivales con marcadores excesivamente cortos. Esa es la asignatura pendiente del Txingurri, conseguir que la ambición patente en sus jugadores se traduzca en goles y tranquilidad en el verde.
Crisis en la Meseta
En el otro lado, la crisis del Real Madrid parece no tener fin. Solari apenas lleva una semana en el cargo y no se pueden extraer conclusiones de peso sobre su gestión, pero sí sobre la de sus jugadores. Los blancos volvieron a firmar un partido insulso frente a un rival que mereció más. Dos largueros evitaron el desastre en casa y la afición, preocupada, se encomendó a Vinicius, un joven de 18 años que marcó de milagro y al que en el Berrnabéu empiezan a endiosar sin motivo alguno.
Con una afición tan crítica como la merengue, que un joven recién llegado se postule como el nuevo referente deja en evidencia las carencias de un equipo y una afición que caminan por sendas distintas. El Real Madrid se ha quedado sin referentes, ha largado a grandes estrellas y ahora vive un panorama desconcertante. La división interna es evidente. Todos reman en una misma dirección, pero de formas distintas.
Los jugadores del Madrid se lamentan / EFE
Mientras Benzema, Bale, Ramos o Modric intentan recuperar su mejor versión con actuaciones muy alejadas de su mejor nivel, otros jugadores intentan recuperar el espíritu competitivo de un equipo que ha perdido la identidad. La verticalidad, el gol, la garra brillan por su ausencia y los rivales le han perdido el respeto. Visitan el Bernabéu como si jugarán en casa y el madridismo no soporta ver su templo saltado jornada tras jornada.
Siete puntos de diferencia resumen una crisis blanca que va mucho más allá de una clasificación. El Madrid no gana ni jugando mal, a excepción del Valladolid, y se prevé una temporada demasiado larga.