Partido pobre y aburrido de un Barça que ganó por la mínima a un Segunda B casi entrando en el tiempo de añadido. Sufrió para generar peligro, si es que en alguna ocasión lo generó de forma clara, y estuvo huérfano de líderes. Arturo Vidal se ofreció constantemente, pero no pudo comandar la nave de ida y vuelta él solo. Contó con la ayuda de Carles Aleñá, que no tuvo su mejor noche, y de Denis Suárez que le puso empeño pero poco más.
Como conjunto el Barça suspendió estrepitosamente, pese haber ganado, contra un equipo de dos categorías inferiores y que frenó a los azulgrana por lo civil o lo criminal. Parar la continuidad del juego fue primordial para los hombres de Víctor Cea y en ocasiones la integridad de algunos jugadores se tambaleó.
En ese aspecto será la única excusa que Dembelé, Semedo y sobre todo Malcom, al que cosieron a palos, puedan agarrarse para justificar frente a Valverde la infinidad de balones que llegaron a perder en situaciones que ellos mismos complicaron. Malcom arrancó desde la izquierda, pero rápidamente cambió banda con El Mosquito para jugar a pierna cambiada. Quiso tener mayor ángulo de tiro, pero no dio pie con bola. No pudo desbordar en velocidad --condicionado por su perfil de zurdo cerrado-- y le costó mucho encontrar la diagonal hacia dentro. Además, los castellanoleoneses supieron frenarle. Casi nunca se encontró en el uno contra uno y retuvo demasiado el balón para decidir. Incluso en defensa, cuando bajó a ayudar a Semedo, perdió balones claros por malas decisiones.
Dos más curtidos
La falta de continuidad de Malcom puede entenderse como una excusa perfecta, pero Dembelé y Semedo son jugadores con minutos y recorrido. El portugués compartió banda con Malcom y tuvo una de esas noches para olvidar. Volvió a olvidar su faceta ofensiva y dobló al extremo en contadas ocasiones. Además, el planteamiento de los locales le hizo sufrir.
Se vio bajo presión en la línea de medio campo en infinidad de ocasiones y solo tuvo la opción de volver hacia detrás con el balón. Tardó en encontrar los pases y los castellanos le robaron la cartera en más de una ocasión.
Una foto de Malcom y Semedo frente a la Cultural Leonesa / EFE
Dembelé fue uno de los más señalados. Tenía su oportunidad de ejercer de líder en la zaga ofensiva y hizo de todo menos eso. El único apunte fue la asistencia a Lenglet en el 89. Sus intervenciones en el partido fueron desmedidas. Tampoco ofreció esa velocidad por banda y cuando arrancó la moto siempre lo hizo muy alejado de la portería rival.
Dejó buenos destellos de calidad con varios regates, pero se empeñó en zafarse de tres o cuatro rivales solo y perdió todos los balones. Tras su buena actuación frente al Real Madrid, el francés acusó la falta de los mejores socios en ataque y perdió el norte. Se hinchó de balón y quiso hacer la guerra por su cuenta. De nuevo, dejó claro que no vale 140 millones de euros y que todavía no ha demostrado nada vestido de azulgrana. Tras la visita a León, Ernesto Valverde tiene claro quien es el tridente titular.