Gerard Piqué estuvo a la altura de lo que conlleva un clásico. Volvió a demostrar que es uno de los partidos que más le gustan y dio continuidad a la versión que demostró frente al Inter de Milán. Ese central concentrado, insuperable y atento. Comandó la línea defensiva como siempre y además, pudo celebrar la segunda manita del Barça al eterno rival desde que es jugador del primer equipo.
Una foto muy familiar y que incendia al madridismo —se dio en el Camp Nou en 2010—, pero que representa a la perfección el tipo de jugador que es. Provocador y polémico, pero por sus venas corre sangre azulgrana y no hay nada que le guste más que humillar al eterno rival. Aun así, Piqué también tuvo dos momentos polémicos. Uno al inicio del partido y otro al finalizar el mismo.
Recadito a Luis Enrique
Tras consumarse la victoria del Barça, el central de la Roja por más de una década, cuestionó al que fue su entrenador en el Barça y sus decisiones. Jordi Alba volvió a ser uno de los mejores --sino el mejor-- y Piqué se acordó de él en zona mixta. Con la ausencia del lateral de L'Hospitalet en las convocatorias de la selección española, el tercer capitán azulgrana salió en defensa de su compañero.
"Espero que Lucho, al que conozco bien, pueda rectificar y lleve a Jordi Alba a la selección" espetó sin pelos en la lengua. Una decisión que podrá conocerse en apenas dos semanas con el parón de selecciones de noviembre. Luis Enrique, además, presenció el baño del Barça desde el palco del Camp Nou y en especial el recital defensivo y ofensivo del lateral azulgrana. Su ausencia en el combinado nacional solo lo entiende él. Demostró una vez más que es el mejor lateral izquierdo del mundo y le hizo sombra a Marcelo, otro de los jugadores que ostenta esa etiqueta.
Detalle para Ramos
Son eternos rivales en el verde, pero fuera son amigos. Han compartido centenares de momentos en la selección y pese a que ambos son muy polémicos, el respeto de uno por el otro prevalece por encima de todo. Ocurrió en un córner en contra del Barça, cuando Ramos subió para intentar perforar la portería de Ter Stegen. Algunas aficionados presentes en el estadio empezaron a insultar al central madridista y Piqué no se escondió. Pidió a la grada que cesara sus insultos a Sergio Ramos con la mano con un gesto de negación.
Unas imágenes que se han hecho virales en las redes sociales y que han encumbrado al central azulgrana como un líder total en todas sus facetas.