Coutinho estaba llamado a ser el líder del Barça frente al Inter de Milán y, desafortunadamente, fracasó. El brasileño es el jugador con mayor calidad y desborde de la plantilla por detrás de Leo Messi y ante la baja del argentino todos pusieron en el 7 las esperanzas para superar a uno de los rivales más difíciles de esta fase de grupos de la Champions League.
El Barça aplastó futbolísticamente al Inter, aunque no sentenció el marcador hasta el minuto 82 con el gol de Jordi Alba. Los italianos tuvieron ocasiones para empatar el partido, pero fueron destellos de jugadas contadas con los dedos de una mano en una noche en que Mauro Icardi pasó de puntillas por el Camp Nou.
El elegido azulgrana, también pasó desapercibido, especialmente en el segundo tiempo. La victoria fue una victoria de equipo. Todos fueron conscientes de la ausencia del capitán e hicieron un esfuerzo inmenso para superar a los italianos. El trabajo sin balón fue exhaustivo y según pasaron los minutos, la presión hizo efecto en los hombres de Spalletti. Coutinho se ofreció, encaró y se asoció, pero no cambió el ritmo del partido. Estuvo lejos de su mejor nivel y no tuvo una gran incisión en el juego en los últimos metros, zona donde se deciden los partidos.
De más a menos
Coutinho se fue apagando. Sacó a relucir su calidad, pero no su liderazgo y con el paso de los minutos, se quedó solo. Recibió casi siempre en la banda izquierda, pero tuvo pocas ideas y opciones de pase para acelerar el juego, especialmente en los primeros 20 minutos cuando el Barça todavía se estaba asentando en el partido. Cuando el equipo arrancó lo hizo con él, pero estuvo lento en la decisión y fue desapareciendo paulatinamente. La segunda parte, la banda izquierda estuvo comandada por Jordi Alba y el resto del juego, se fraguó por la derecha mientras Coutinho las veía pasar a lo lejos.
Se vio deslumbrado por la entrega y garra de Luis Suárez que intervino mucho más en el juego y cayó a bandas para dar espacios a la segunda línea. Una táctica que surgió efecto y que dio paso al gol de Rafinha. Valverde decidió sustituirle en el 88 por Munir, aunque ya llevaba minutos sin tocar balón. Uno de los goleadores de la noche también le hizo sombra. Rafinha estuvo en todos lados. Se asoció, defendió y marcó. Calentó con varios remates flojos, pero tuvo la caña preparada para rematar a puerta vacía.
Coutinho se vio superado por el equipo y eso es una buena noticia. Nadie puede suplantar a Leo Messi y si el argentino se ausenta, el Barça debe apelar a la unión de una plantilla que tiene calidad de sobras para ganar. Coutinho sumó, pero este miércoles no fue líder. Tendrá una nueva oportunidad en el clásico, pero jugando en equipo todos juegan mejor. Además, tiene aspectos por pulir. Volvió a sufrir en tareas defensivas y de recuperación de balones, que un Busquets en plena forma maquilló.
Frente al Inter, el equipo estuvo espectacular, pero habrá noches en las que cueste más. Coutinho está obligado a asumir ese rol con o sin Messi. Tarde o temprano.