Partido serio del FC Barcelona. El Camp Nou acogía con estupor la visita del Inter debido a la preocupante baja de Leo Messi, pero al final no fue para tanto. Los azulgrana fueron superiores y ganaron en un partido con más oficio que florituras (2-0).
Obviamente se echó de menos a Messi porque siempre se nota la ausencia del mejor futbolista de la historia. El Barça lo lloró especialmente durante el primer cuarto de hora, con la presión del Inter y el nerviosismo de algunos jugadores como sensaciones más reseñables. Unos síntomas que se desvanecieron bien pronto.
El paso de los minutos condujo a la tranquilidad del cuadro azulgrana. Los de Valverde tiraban de paciencia para irse haciendo con el control del partido mientras Coutinho y Rafinha daban los primeros avisos a la escuadra nerazzurra.
Rafinha, la sensación
El menor de los Alcántara solo había participado en tres partidos –57 minutos contra la Real Sociedad, siete minutos contra el Tottenham y tan solo dos en Mestalla– pero en su segunda titularidad respondió con nota y se mostró muy participativo.
Una foto de Suárez durante el partido frente al Inter de Milán / EFE
La primera ocasión la resolvió con un disparo mordido, muy fácil para el portero. La segunda fue algo mejor pero tampoco puso en apuros a Handanovic. A la tercera fue la vencida.
Una nueva acción combinativa donde Rafinha hizo gala de una notable lectura del juego para aprovechar los espacios y supo patear un brillante aunque difícil centro de Luis Suárez ('32). El delantero uruguayo, todo garra, lleva ya seis asistencias en lo que va de curso.
Coutinho, el más flojo
Sin duda, Suárez y Rafinha fueron los más productivos en ataque ya que Coutinho volvió a pecar de indolente e individualista. El fichaje más caro de la historia del Barça no acaba de despegar.
El centro del campo tiró de oficio con dos perros de presa experimentados como son Busquets y Rakitic, complementados con el joven Arthur, que fue de menos a más.
Lenglet disputa un balón con Icardi durante el partido frente al Inter de Milán / EFE
En defensa, hubo despistes en los primeros minutos, pero tanto Piqué como Lenglet se hicieron grandes cerrando espacios al Inter y ganando balones aéreos en ataque. El central francés tuvo el gol en su cabeza durante la primera parte y en sus botas en el segundo tiempo. Jordi Alba, por su parte dio una autentica exhibición y Sergi Roberto estuvo algo más discreto.
El gozo de Messi desde la grada
El paso de los minutos jugó siempre a favor de los pupilos de Valverde, que dieron un auténtico baño de fútbol a los hombres de Spalletti en la segunda mitad.
Mientras tanto, Messi disfrutaba desde la grada, brazo en cabestrillo, junto a su pequeño Thiago y al bueno de Pepe Costa. El astro argentino no se perdió ningún detalle y se le escapó la sonrisa con la segada de Brozovic para detener el lanzamiento raso de falta de su gran amigo Luis Suárez.
Jordi Alba celebra su gol frente al Inter de Milán / EFE
El rosarino también se deleitó viendo las ruletas de Arthur, totalmente crecido en la segunda mitad para hacerse amo y señor del centro del campo. Hasta el punto de que el Camp Nou profirió una sonora pitada cuando Valverde decidió cambiarlo ('77) y ovacionó al brasileño.
A por la 'Sexta', a por el clásico
La última gran sonrisa de Messi surgió con el gol de la sentencia, obra de su gran socio por banda izquierda, Jordi Alba. La puntilla para una noche redonda en la que el Barça confirmó que la Messidependencia es relativa. Existe y existirá, pero con una plantilla así puede ser llevadera.
Messi asiste al Barça-Inter desde la grada / EFE
Con el triunfo sobre el Inter, el Barça ya es líder en solitario del grupo B de la Champions con tres victorias en tres partidos. Nueve puntos y un pasito más rumbo al sueño de levantar la sexta orejuda. Antes, a por el clásico.