Es la hora de Clement Lenglet. Qué remedio. El central francés llegó al Barça con el cometido de dar profundidad a la zaga. Un recambio efectivo y solvente para dar descanso a la pareja de centrales titular formada por Umtiti y Gerard Piqué. Ambos indiscutibles antes de que diera comienzo la temporada. Sin embargo, las circunstancias han obligado a Lenglet a dar un paso al frente. A asumir galones en la defensa. De momento está respondiendo.
La zaga del FC Barcelona está en cuadros. Literalmente bajo mínimos. El menor contratiempo dejaría a los azulgrana sin defensa. Piqué y Lenglet son los únicos efectivos del primer equipo de que dispone Ernesto Valverde. Tanto es así que todo apunta a que el técnico deba echar mano de Jorge Cuenca, del filial, para tener un recambio de urgencia en el banquillo.
La sorpresa positiva
El rendimiento de Clement Lenglet está siendo la única y gran sorpresa positiva de la defensa azulgrana esta temporada. El central francés está respondiendo favorablemente al estado de excepción que le sitúa como pieza clave en el once de Valverde. Venía para ser suplente y se está demostrando el principal baluarte del equipo atrás. Sólido y efectivo, el ex del Sevilla presenta unos nervios de acero propios de alguien curtido en el oficio.
Ahora bien, el FC Barcelona afronta un final de mes con compromisos de máxima exigencia. Sevilla, Inter de Milán y Real Madrid son los poderosos rivales que aguardan a los azulgrana en el calendario. Los tres seguidos y sin descanso. Tres encuentros cruciales que van a determinar el devenir del club en la Liga y la Champions. El liderato de ambas competiciones está en juego. Y Lenglet está llamado a realizar un papel fundamental en tan decisivas citas.
Una defensa en cuadros
No hay más remedio. O Lenglet salva al equipo o el Barça está condenado. La zaga azulgrana languidece. La lesión de Umtiti sigue siendo una incógnita. Cada vez más arcana y sospechosa. Las últimas informaciones publicadas apuntan a que el club ya tenía conocimiento de la fragilidad del jugador cuando lo fichó. Ahora nadie sabe qué hacer con su lesión. No hay un tratamiento claro. Ni siquiera se sabe si acabará pasando por el quirófano. Pero son ya varias semanas de baja para un jugador que recientemente renovó su contrato.
Umtiti el día de su renovación con el Barça / EFE
Al extraño caso de Umtiti se suma la lesión de Vermaelen, otra pieza de porcelana ya conocida. El belga es un habitual en la enfermería. Esta vez estará seis semanas de baja tras lesionarse con su selección. El Barça prácticamente no va a poder contar con él hasta el año que viene.
El último muro de contención
Así las cosas, Piqué y Lenglet están obligados a rendir al máximo hasta el mercado de invierno, cuando el club, presumiblemente, intentará la contratación de un central. La secretaría técnica ya trabaja en esta operación urgente. Son muchos los nombres que se barajan, en todo caso, ninguno de ellos podrá ayudar al equipo hasta enero. Lenglet y Piqué están solos para contener el muro defensivo del equipo. Mano a mano. Espalda contra espalda.
El rendimiento de Gerard Piqué este año está siendo claramente inferior al de temporadas pasadas. El catalán ha perdido autoridad en la defensa. Le falta carácter. Le falta garra. De este modo, a Lenglet le corresponde asumir los galones de su compañero. Juntos deben repartirse la carga. Ayudarse mutuamente. Lo que sea con tal de repeler la acometida de los enemigos que se les vienen encima. Lenglet y Piqué son la resistencia. El francés afila el cuchillo, consciente de su oportunidad.