Ernesto Valverde busca la tecla oportuna para encontrar el equilibrio perfecto en el Barça y parece que cada vez se acerca más. La presencia de un centrocampista más en el terreno de juego siempre ha surgido efecto en un equipo que basa su estilo y resultados en la posesión del balón.
Tras una semana para olvidar, en la que el equipo estuvo mal en todas las líneas de juego y dejó escapar siete puntos de nueve, Ousmane Dembelé fue el sacrificado por el Txingurri para remontar el vuelo frente a los ingleses en Wembley. Y funcionó. El equipo cuajó el mejor partido de la temporada, dio una masterclass de fútbol al son de Leo Messi, fue superior en el centro del campo y protegió a una defensa que tuvo que aplicarse, pero que no sufrió en exceso.
Dembelé, el damnificado
Como ya explicamos en este medio, Valverde deberá tomar una decisión definitiva en las próximas semanas. El técnico extremeño deberá elegir entre un dibujo que no le gusta con el francés en el once o Coutinho como interior/extremo en un 4-4-2. Esa es la posición que está por definir, mientras se entiende que en la medular distintos jugadores irán rotando para acompañar a Rakitic y Busquets hasta que lleguen los partidos que marcarán el devenir de la temporada.
Ousmane Dembélé en una foto de archivo / EFE
Las cualidades del francés pueden aportar mucho al equipo, pero su presencia tambalea los pilares fundamentales del estilo Barça: posesión, toque y elaboración. El Mosquito tiene un perfil distinto. Es un jugador de velocidad y regate, puede adaptarse a cualquier carril, pero no es un visionario del juego ni un pasador. Es muy joven y tiene mucho margen de mejora, pero en su segunda temporada como azulgrana y con el equipo todavía por encontrarse, la lógica invita a pensar que en los grandes partidos se quedará en el banquillo. Su presencia en el campo desde el inicio empeora el equipo, especialmente estas últimas semanas en las que el centro del campo se vio sobrepasado y la defensa no tuvo sus mejores días. Hasta la fecha Valverde le había dado continuidad. Los goles avalaban su titularidad, pero sus dos malos partidos frente Leganés y Athletic Club y la falta de gol le han relegado al banquillo.
Otro medio, el remedio
Arthur demostró su calidad técnica en un partido crucial y no le temblaron las piernas. Le ganó la partida a Arturo Vidal en la titularidad, y Valverde volvió a entender que con superioridad en la medular y con jugadores de toque el Barça juega más cómodo. Tampoco se pierde llegada, uno de los miedos del barcelonismo al cambiar de dibujo. Cuando bajó Messi a recibir, Coutinho estiró al equipo para acompañar a Suárez. El Barça elabora más para llegar a portería contraria, pero no supone un problema. Además, este sistema beneficia las internadas de Jordi Alba por la banda izquierda. Dos asistencias en Wembley y otras tantas en la Liga certifican que no hay necesidad de tener un extremo en esa banda que corte las progresiones del de L'Hospitalet.
Con la exhibición del equipo en Wembley, y un mes complicado para el Barcelona donde se enfrentará a todos los grandes, empezando por el Valencia este domingo, puede que Dembelé vuelva al once, aunque ya e shora que el Txingurri se deje de experimentos.
Quedó claro que el equipo juega mejor sin el francés y que su perfil puede encajar y dar vida al equipo en las segundas partes y en partidos estancados, pero no desde el inicio. Todavía tiene que entender la tipología de juego del Barça. Además, la adaptación total de Coutinho juega en su contra. El brasileño es el compañero de ataque preferido de Messi y la conexion entre ambos fue patente en Wembley. Una conexión en la que también intervino Suárez. Habrá que esperar a Valencia. Puede ser que Dembelé sea la apuesta para la Liga, pero el equipo no está para pruebas. Octubre ya está aquí y no se pueden escapar más puntos. Toca jugar con el once de gala.