Leo Messi deberá asumir, otra vez y como siempre, los galones de líder este miércoles frente el Tottenham en un estadio que es un templo para el barcelonismo: Wembley. El equipo aterrizó este martes en Londres en uno de los momentos más delicados de los últimos años que viene dado por las malas sensaciones en el juego que los resultados a favor no han podido maquillar.
Los tres tropiezos antes de jugar contra los spurs tienen en vilo al club y a la afición que espera que el equipo dé un golpe sobre la mesa --esta noche a las 9-- para retomar el buen camino y mantener el liderato del grupo de la Champions League. Ernesto Valverde deberá encontrar la fórmula perfecta para ser eficientes de cara a portería y sólidos en defensa y las especulaciones sobre un cambio de sistema se han intensificado en las últimas horas.
La defensa, en el punto de mira
Uno de los aspectos a mejorar es la línea defensiva. Los zagueros han concedido en tres partidos de liga, --Girona, Leganés y Athletic Club-- errores que solo se vieron en una ocasión en toda la temporada pasada: Roma. El capitán azulgrana fue claro ante los micrófonos de Movistar al finalizar el encuentro frente a los vascos.
Se mostró criticó con la actuación del equipo, asumió responsabilidades y señaló la falta de contundencia en defensa: "Tenemos que hacernos más fuertes defensivamente. No puede ser que recibamos goles todos los partidos, ya que veníamos de un año donde era muy difícil hacernos gol y ahora pasamos a este año que a la mínima nos convierten".
Messi se lamenta ante la remontada del Leganés / EFE
Una situación que debe resolverse de inmediato. Los ingleses tiene mucha más pegada que los tres equipos que batieron a Ter Stegen y en Europa los errores se pagan caros. Umtiti es baja por lesión y Piqué y Lenglet apuntan a la titularidad, donde preocupa en exceso el bajo rendimiento del de Sarrià, el líder de una defensa que ahora hace aguas.
Ese bajo rendimiento y la capitanía del argentino podrían incluso estar pasando factura a la relación entre capitanes. Este martes, en El Chiringuito apuntaron que "hay un divorcio total entre Leo Messi y Gerard Piqué". Al parecer al central no le gusta que el argentino evite los micrófonos en España y solo atienda a los medios en Argentina. Un reproche que habría molestado a Messi y decidió devolverle las acusaciones e privado y también en público. "Le dijo que les meten demasiados goles, dándole a entender que por atrás el Barça es un auténtico coladero" señalaban desde el programa deportivo.
Sin velocidad
Y es que le guste o no a Piqué, su rendimiento no es el mismo que un año atrás. El central ha perdido velocidad y posicionamiento en el campo y jugadores como Portu, Williams o El Zhar aprovecharon esos errores para sacar tajada de su velocidad punta a la espalda del central. En todas las ocasiones, se mascó la tragedia en la portería de Ter Stegen y, efectivamente, tres de ellas acabaron el gol, aunque pudieron ser más.
Posesiones sin peligro
Otro de los aspectos que preocupa a Messi es la posesión del balón. El equipo continúa siendo dueño y señor de los partidos, pero ya no impone el ritmo. Los rivales saben qué hacer cuando recuperan el esférico y mantener la posesión del balón un 70 % sin generar peligro en el área rival ya no es un método efectivo. Además, se sufre en la medular y por tanto se expone más a la defensa.
Rakitic y Busquet durante un entrenamiento / EFE
La dupla Busquets Rakitic es intocable, pero les falta un socio que aporte en ataque, pero dé equilibrio al centro del campo. Con Coutinho y Dembelé el dibujo acaba siendo un 4-2-3-1 escorado a un lado y la bandas se convierten en infinidad de metros sin oposición.
Falta de gol
El argentino necesita socios de cara a portería. Frente al PSV marcó un hat-trick que redondeó Dembelé con un golazo, pero fue una excepción. El '10' se ve obligado a bajar su posición para recibir balones, hacer jugar al equipo y además también tiene que finalizar las jugadas. Todo solo no puede. Suárez, Coutinho y Dembelé tienen que enchufarse. Marcar en Wembley siempre se le ha dado bien al capitán y al equipo, pero hay muchas dudas antes de medirse al equipo de Pochettino.
La revolución debe ser total y afecta a todas las esferas del equipo. Empezando desde el banquillo con Valverde y acaba con él como capitán. Todos deben remar en la misma dirección. La Champions es prioridad este año, pero tampoco deben olvidarse de la Liga. A fin de cuentas, el Barça no sabe ganar una cosa sin la otra.