Luis Suárez intentó tirar del carro frente al Athletic Club ante la ausencia de Messi, pero los socios del uruguayo no eran el argentino. Ernesto Valverde apostó por Coutinho y Dembelé junto al charrúa como tridente de ataque, pero no salió bien. El brasileño deslumbró al Camp Nou en el inicio del partido con dos individualidades que ratificaron su reconocida calidad, pero se apagó según fueron pasando los minutos. 

Contra todo pronóstico, el Txingurri apostó, de nuevo, por Dembelé y Coutinho juntos en el verde, aunque esta ocasión fue en la delantera. El equipo no consiguió el efecto esperado y ninguno de los dos pudo aportar su verticalidad al juego azulgrana. Ante la desesperación del barcelonismo, con el marcador en contra y con tan solo dos ocasiones claras en 45 minutos, Valverde mandó calentar a Messi y el Camp Nou empezó a frotarse las manos. 

Cambio radical

La entrada de Messi por Arturo Vidal cambió el color y tono del partido. El Barça encerró a los vascos en campo propio y el argentino encontró un socio inesperado al que asistir para empatar el partio, Munir. Rescataron in extremis un punto y el equipo confirmó su mal momento y su messidependencia. 

Todos son conscientes de ello, pero Luis Suárez decidió hacer público algo que en el vestuario ya se ha hablado. Mandó un toque de atención en la flash interview a pie de campo a todos sus compañeros, pero destacó la falta de actitud de algunos de ellos durante estos tres partidos en los que el Barça se ha dejado por el camino siete puntos. De hecho, es el primer jugador que se refiere a una falta de actitud del equipo. 

Suárez quiso quitarle hierro al asunto y negó preocupación excesiva en el vestuario, pero si advirtió de las oportunidades perdidas. "Te deja cierta precaución por resultados y por un poco de actitud también como se dio el partido del otro día contra el Leganés, y hoy en algunos casos. Pero bueno, hay que hacer autocrítica y reflexionar". 

 

Dembelé, el destinatario directo

Las declaraciones del '9' azulgrana fueron un toque de atención público a varios de sus compañeros. Es uno de los capos del vestuario y está acusando su mal arranque de cara a portería, pero socios como los que le pone Valverde tampoco ayudan a que mejore. La situación con Dembelé es conocida. El francés pasó de puntillas otro partido más. La flor de sus goles se acaba y Suárez no se entiende con él. 

Le recrimina una falta de actitud en el juego. El Mosquito no ve pases claros, elige mal en situaciones claras, no combina bien y Suárez empieza a perder la paciencia. Sus protestas son evidentes en el terreno de juego con reproches constantes al francés evidentes en sus gestos. No fue un recado a la ligera, si no que también hizo mención al tropiezo frente al Leganésdonde Dembelé también fue titular y ni siquiera probó portería.

Valverde le da oportunidades y Suárez quiere que el francés responda. Le recrimina falta de actitud en aspectos defensivos y decisión y visión de juego en jugadas de ataque. El extremo está desaparecido. Tiene mucha presión y es muy joven, pero el equipo no tiene tiempo. Si juega debe cumplir y si no, acabará en el banquillo. 

Toque de atención a Coutinho

El brasileño tiene margen de error frente a Suárez y Messi. Su relación personal es magnífica y ya ha demostrado su calidad con la camiseta azulgrana, pero el uruguayo no quiere que se relaje. Perdió infinidad de balones por falta de fuerza física y no encontró al charrúa en ataque. Tampoco probó desde la media distancia en 90 minutos para intentar abrir la lata, una de sus especialidades. 

La tensión es evidente en el vestuario. Nadie quiere señalar a nadie y todos son responsables, pero también recordó: "Muchos de los jugadores estamos acá por méritos propios, por haber demostrado mucho en otros clubes y no depende solamente de que entren Leo o Busi". 

Una foto de archivo de Coutinho / EFE

Una foto de archivo de Coutinho / EFE

Unas declaraciones que señalan a Coutinho. El brasileño era la estrella del Liverpool y llegó a Barcelona, al igual que Suárez, por los éxitos que cosechó en la Premier. El uruguayo quiere que el '7' asuma los galones y ejerza su influencia en el verde. Retenga el balón cuando debe y tenga claridad a la hora de asistir. Un toque de atención para un jugador que tampoco vive su mejor momento de azulgrana.