Crisis de identidad en el FC Barcelona. Las decisiones de Ernesto Valverde están lastrando a un equipo que ha perdido el norte. Acostumbrados a vivir de la pegada, han olvidado a qué juegan.
El Barça firmó contra el Athletic Club el partido que muchos aficionados estaban esperando: ideal para echar la siesta después de una buena comida de sábado. Y no pasó del empate (1-1).
Los azulgrana empezaron con un amago de ganas, encomendados a un Coutinho más flojo que desequilibrante, pero se fueron adormilando hasta caer en el aburrimiento más absoluto.
Luis Suárez, muy activo por banda izquierda pero poco acertado de cara a portería, hizo de líder en ausencia de Leo Messi. Las tres ocasiones claras del equipo fueron suyas.
Coutinho, por los suelos
Suárez y Coutinho fueron los dos únicos jugadores destacados del Barça durante el primer tiempo, aunque el brasileño pasó más tiempo tirado en el suelo que de pie. El resto, una orquesta del sueño.
Luis Suárez durante el partido frente al Athletic Club / EFE
Tampoco es que el Athletic Club exigiese mucho al Barça. Lo que evidencia que en estos momentos, el mayor rival del cuadro catalán es el propio equipo. Falta chispa, falta confianza.
Por ello era inexplicable la decisión de Ernesto Valverde de prescindir de sus dos hombres más importantes: Leo Messi y Sergio Busquets. A ningún culé le entraba en la cabeza en la previa.
El Barça no jugó a nada durante un primer tiempo soporífero que se llevó el cuadro bilbaíno gracias a un gol de Óscar de Marcos ('41) precedido de una posible falta sobre Dembelé.
Entran Messi y Busquets a la desesperada
El cuadro pintaba muy mal cuando Jaime Latre señaló el tiempo de descanso. En la reanudación, Valverde tenía muy claro el guión a seguir: el que debió imponer desde el principio.
Leo Messi en el banquillo del Barça / EFE
Busquets y Messi empezaron a calentar y tardaron bien poco en saltar al terreno de juego. En el '50 entraba el medio y en el '55 lo hacía el astro argentino por un Arturo Vidal que mostró su enfado. Con ellos empezó a cambiar la escena.
Sin embargo, el Barça siguió sufriendo mucho para hilvanar buen juego a pesar de hacerse con el dominio del balón. Con jugadores como Dembelé cuesta mucho asociarse. Y si el galo, cambiado por Munir, comparte la banda diestra con Nelson Semedo, acaban siendo un pecado.
La tónica pusilánime del Barça se alargó hasta el minuto '80, con la excepción de algunas ocasiones claras de Messi, el único capaz de cambiar el espíritu del equipo.
Munir marca el gol del empate
Precisamente, fue una jugada del astro argentino la que terminó en pies de Munir para anotar el gol del empate ('83). Por fin se animaba el equipo, que disparó una veintena de veces.
Una foto de Ivan Rakitic durante el partido frente al Athletic Club / EFE
Pero la puntería de los cracks está muy desviada –Rakitic falló un tiro a bocajarro– y el ánimo por los suelos. No transmiten el hambre ni la confianza necesaria para llevarse los partidos.
Excesivas desconexiones y falta de entendimiento entre los jugadores impidieron conseguir un gol de la victoria que al final merecieron, pese a firmar otro partido insuficiente. El árbitro tampoco ayudó. Los colegiados tienen tomada la matrícula al cuadro catalán, demasiado protestón.
Siete puntos menos y le toca al Madrid
Ocurrió contra el Girona, se repitió contra el Leganés y una vez más frente al Athletic. Partidos que el Barça habría ganado de poner más empeño. Pero falta esa garra. Algo no funciona.
Lo cierto es que ni siquiera las victorias este año han sido brillantes. Con excepción del abominable triunfo contra el Huesca (8-2), el resto de encuentros del Barça han sido muy flojos y Ter Stegen ha sido determinante en todos ellos.
Ya van siete puntos que no suben al casillero y el Barça puede perder el liderato esta noche a manos de un Real Madrid que también acaricia la crisis y se la juega en el Bernabéu contra el Atlético.