Hubo muchos condicionantes que ayudan a explicar el inesperado empate del Barça contra el Girona en el Camp Nou (2-2). El planteamiento de Valverde, los despistes defensivos de Piqué... y el arbitraje.
Gil Manzano no tuvo su mejor actuación en el derbi catalán. Su criterio desesperó a la afición del Barça, especialmente en el segundo tiempo, y a Leo Messi.
El astro argentino explotó en una acción en que recibió una falta clara y no fue sancionada por el colegiado. Messi se enfadó y le mandó a “la concha de tu madre”.
Al término del choque, el crack rosarino seguía muy molesto con Gil Manzano. Hasta el punto de que declinó darle la mano cuando el árbitro se la ofreció.
Messi ya se había molestado con el árbitro en acciones anteriores. Por ejemplo, en otra falta que sí fue sancionada pero donde la barrera se avanzó, dificultando el lanzamiento del crack.
Roja directa a Lenglet
No fue el mejor día del delantero como lanzador de libres directos. Tuve muchas ocasiones y las falló todas. Pero aunque lanzó varias faltas, deberían haber sido más. Y eso le cabreó.
Sin embargo, la decisión más perjudicial del árbitro para los intereses del Barça la tomó Gil Manzano en el primer tiempo. Fue la expulsión directa de Clement Lenglet.
El colegiado sancionó un choque de Lenglet con Pere Pons con falta a favor del Barça. Sin embargo, el VAR alertó al árbitro de una posible agresión.
Primera polémica del VAR
En el impacto entre los dos jugadores, Lenglet dejó ir el codo tras hacer un recorte y lo estampó en el rostro de Pere Pons. En las imágenes se aprecia que no hay intencionalidad.
Gil Manzano, no obstante, decidió expulsar a Lenglet generando así la primera gran polémica desde la instauración del VAR. El criterio del árbitro no es compartido por la mayoría.
Valverde reconoció estar muy sorprendido por esta situación en rueda de prensa: “Es la primera vez que la víctima se disculpa”. Y es que el propio Pons restó importancia al asunto, dejando claro que en ningún momento fue una agresión pese a que sí sintió el impacto.