Si alguien creía que la implantación del VAR iba a poner fin a las polémicas arbitrales en el fútbol, estaba muy equivocado. Tras la quinta jornada de Liga se extrae una conclusión clara: el videoabritraje ha servido para restar puntos al Barça y dar alas al Real Madrid. Otra cosa es la justicia, o no, de su dictamen.
El Madrid ganó por la mínima al Espanyol gracias al buen criterio del videoarbiraje. Mateu Lahoz decidió anular en primera instancia el tanto de Marco Asensio por fuera de juego, pero después el VAR le corrigió. Nadie duda del acierto del videoarbitraje en este caso.
Acierto en el Bernabeu
Asensio estaba habilitado por Dídac Vilà en el momento del disparo de Luka Modric. Naldo bloqueó el remate y el balón le cayó al mallorquín, que disparó cruzado y raso al palo largo de Diego López. La consulta del VAR demuestra que no había fuera de juego. El gol subió al marcador y el Madrid se salvó de una mala decisión del colegiado.
En cambio, el nuevo sistema jugó en contra del Barça en el Camp Nou. El cuadro azulgrana empató a dos contra el Girona tras jugar en inferioridad durante 55 minutos a causa de la expulsión de Lenglet decretada por el VAR. La polémica jugada marcó el partido. Nadie la había protestado. Pere Pons, el jugador del Girona implicado, incluso se había disculpado con Lenglet por la acción.
Discordia en el Camp Nou
A 10 minutos del final del primer tiempo, Pere Pons topó con Lenglet en un balón dividido. Rodilla contra rodilla. Ambos cayeron al suelo. Gil Manzano señaló falta del jugador visitante, que se levantó y pidió disculpas al francés. Los jugadores se dieron la mano. Parecía que no había pasado nada pero Del Cerro Grande, desde la sala del VAR, avisó al colegiado indicándole el codazo de defensa francés. Gil Manzano revisó la jugada en el monitor y expulsó a Lenglet por juzgar agresión e intencionalidad.
Gil Manzano muestra la tarjeta roja directa a Clement Lenglet en el Barça-Girona / EFE
Había parecido, y así lo juzgaron los protagonistas en el campo, una jugada fortuita y fruto de la inercia. Nadie reclamó nada. Pero en esta ocasión el VAR, a instancia de Del Cerro Grande, sembró la polémica. Por primera vez el videoarbitraje sirvió más para confundir y sembrar polémica que para dilucidar una jugada que debió ser intrascendente.
Valverde y Busquets no se lo creen
“Discrepo con el VAR y pienso que no hubo expulsión, no hubo agresión”, afirmó Ernesto Valverde en rueda de prensa. “Creí además que iba a revisar si hubo patada a Lenglet”, añade el técnico del Barça en referencia a la consulta que hizo el colegiado del VAR.
Busquets protesta a Gil Manzano la expulsión de Lenglet / EFE
Sergio Busquets fue el primero en protestar al árbitro tras su cambio de criterio. “Contacto hay, pero el balón está en el suelo”, explicó el centrocampista del Barça. “Lenglet hace un movimiento natural, estaría bien que el VAR se usara de una manera correcta y fuera el mismo criterio para todos los equipos”, zanjó.
Pere Pons, tampoco
El propio Pere Pons, en declaraciones posteriores al partido, reconoció que la acción había sido involuntaria: “Nadie tuvo la culpa y al final quien decide es un tercero, el VAR”.
La primera polémica del VAR está servida. Hasta ahora el sistema había servido para ayudar a los árbitros en acciones confusas y de difícil observación como son un fuera de juego o un gol fantasma. Pero anoche el videoarbitraje sirvió para reinterpretar una jugada a priori intrascendente que, sin embargo, determinó el devenir del encuentro. Y el claro perjudicado ha sido el Barça.