Philippe Coutinho tiene un problema con nombre y apellidos; Ousmane Dembelé. El brasileño volvió a quedarse en el banquillo frente al Girona, un partido donde se preveían rotaciones en el centro del campo, pero con su presencia en el once. Ernesto Valverde eligió a los Arturos para acompañar a Busquets en la medular, y el brasileño tuvo que esperar hasta el 57 para entrar al terreno de juego para resolver, junto a Rakitic, una papeleta interesante.
El Txingurri quiso dar una oportunidad a varios fichajes de verano, pero el partido se torció con la expulsión de Lenglet y ni los titulares pudieron disfrutar y demostrar, ni los suplentes descansar todo lo que se había previsto. Un despropósito que le costó dos puntos finales y la pérdida del liderato.
Desequilibrio defensivo
Coutinho ha cautivado al Camp Nou desde su llegada. Se ha adaptado al estilo de juego azulgrana y tiene calidad para levantar de los asientos a todos los barcelonistas. Hasta la fecha, ostenta el cartel de fichaje más caro de la historia, pero Valverde le sienta más que a Dembelé, un jugador muy cuestionado el año pasado y del que todavía se espera algo más.
El propio técnico azulgrana señaló en rueda de prensa que la verticalidad del brasileño es una virtud, pero a la que hay que encontrar una fórmula para el éxito colectivo. "Su forma de jugar es vertical, muy de jugársela en el uno contra uno, también en zonas más retrasadas donde el riesgo es superior y eso nos condiciona el equilibro entre la parte defensiva y la ofensiva".
Alternativos, pero no complementarios
De momento, parece ser que Valverde no quiere alinear en el mismo once a los dos fichajes más caros de la historia del club. Apostó por su once de gala en el primer partido de la Champions League frente al PSV y pese a cosechar una victoria muy trabajada, Dembelé le lleva ventaja. La verticalidad de los dos jugadores pone en jaque el juego defensivo del equipo y la posición del brasileño, en el centro del campo, deja más espacios y genera más peligro atrás que una imprecisión o pérdida de Dembelé en la zona ofensiva.
El equipo técnico del Barça tiene trabajo por hacer. De momento, todo apunta a que ambos jugadores disputarán muy pocos minutos juntos. Valverde ha querido dar prioridad a la adaptación de Dembelé al equipo y Coutinho se ha visto relegado al banquillo. El Txingurri debe elegir entre uno u otro y, pese a que parezca sorprendente, de momento lo tiene claro. Priorizará la tranquilidad de la defensa y Sergio Busquets como pívote defensivo que el desborde y la calidad del brasileño en ataque.