Dembélé sabe que está en el punto de mira. Su llegada al Camp Nou por 140 millones de euros puso demasiada presión a un jugador de 20 años que había dejado destellos de calidad en el Dortmund y del que se esperaba un mayor rendimiento. Las lesiones no le acompañaron, pero el francés sabe que no puede escudarse en el pasado por mucho tiempo.
Ya lleva un año en la casa azulgrana y ha tenido tiempo suficiente para conocer la metodología azulgrana y el estilo de juego. Además, sabe de sobras que sus compromiso y su profesionalidad pusieron en jaque su continuidad en el club en el mercado de verano, donde su rendimiento sembró muchas dudas y habían clubs interesados en el jugador. El jugador llegaba tarde a casi todos los entrenamientos, no seguía un plan de alimentación correcto --le pusieron un cocinero y lo despidió-- y salía más de lo recomendable para un jugador que tiene partido casi cada cuatro días.
Cambio radical
Ousmane es joven, pero debe cuidarse para estar al nivel que le exige el equipo y la entidad. Por ello, ha decido cambiar su actitud. Sabe que debe reconducir su mala conducta. Ante la competencia que ha llegado, con el fichaje de Malcom y el encanto de Coutinho como extremo, Dembéle decidió acortar sus vacaciones tras el Mundial de Rusia para tener las mismas posibilidades con Valverde. El francés quiere ganarse la confiaza del vasco y, de momento, lo está consiguiendo.
Hasta la fecha ha sido titular indiscutible, marcó el gol dio el triunfo al Barça en la Supercopa de España y ha anotado dos goles en el campeonato doméstico. Asimismo, ha demostrado su desequilibrio en ataque, su descaro y su inspiración de cara a gol --con fortuna o no-- en apenas cuatro semanas. Ahora sabe que debe pulir su dedicación en tareas defensivas, pero Valverde le dará tiempo. El jugador se ha responsabilizado de su faceta profesional. Ha empezado a cuidar su alimentación, a evitar la noche, las salidas inecesarias y ha adoptado una vida más saludable.
Valverde parece responderle con minutos y galones. El siguiente paso es ganarse a Messi. Un reto más difícil, pero no imposible.