El Barça ha arrancado el año con buenas sensaciones. Cuenta sus partidos por victorias y al equipo se le ha visto suelto en los cuatro enfrentamientos jugados hasta ahora. Todo ello a pesar de que al plantel han llegado hasta cuatro jugadores nuevos.
Las incorporaciones son del agrado del técnico y de los pesos pesados del vestuario. Malcom, Arthur, Arturo Vidal y Lenglet son jugadores de nivel suficiente para jugar en el equipo blaugrana, y por ahora su integración va por buen camino.
Hay que tener en cuenta que, excepto en el caso de Vidal, los otros tres son jugadores jóvenes, de gran proyección, pero que viven en el Barcelona sus primeros meses a bordo de un club de esta magnitud. Con todo lo que ello implica para sus vidas profesionales y personales.
Desde los despachos del Camp Nou no hay por ahora queja alguna en torno a los fichajes, especialmente en los que se refiere a su actitud en los entrenamientos y a su vida fuera de los terrenos de juego. Aun así, un temor está en el aire.
Recuerdos pasados
En el Barça se tiene una amplia experiencia reciente en torno a la creación de clanes o grupos más o menos cerrados en el seno de la plantilla. Situaciones hasta cierto punto naturales –los jugados suelen juntarse por cuestiones como su origen, el idioma que comparten o simplemente su afinidad-, pero que en ocasiones ha traído problemas.
En el recuerdo está la época de Ronaldinho, cuando un grupo de jugadores comandados por el brasileño se desmadró de tal manera que acabó incidiendo de manera directa en su rendimiento sobre el campo. A otro nivel, pero igualmente comentado, fue el grupo formado por Neymar, Dani Alves y Rafinha.
Estas situaciones, al menos en un club como el Barça, se han dado casi siempre en torno a jugadores brasileños. Quizás por la preferencia del club blaugrana por traer a jóvenes promesas del país latinoamericano, o por el propio carácter de estos jugadores.
El caso es que entre los mandamases del equipo hay cierto miedo a que esta historia se vuelva a repetir. Protagonizada además por un viejo conocido, Rafinha.
Rafinha al mando
El pequeño de los Alcántara, tras múltiples rumores, ha decidido quedarse a las órdenes de Ernesto Valverde y rodeado de un vestuario que conoce bien. Además, por lo visto hasta ahora, el centrocampista hispano-brasileño ha hecho también muy buenas migas con varios de los recién llegados.
Recientemente Rafinha comandó una divertida comida e la que participaron Philippe Coutinho –no exactamente un recién llegado, pero todavía con un recorrido corto en la ciudad y el club-, Arthur y Malcom, tal y como se pudo ver en una foto colgada en las redes sociales por el centrocampista. Como veterano del grupo, el hijo de Mazinho parece llevar la voz cantante en el grupo.
La cuestión es que en los aledaños del Camp Nou se comenta que el capitán del navío culé, Leo Messi, tiene cierto miedo a que este clan brasileño en ciernes se desmadre. Algo que conoce bien de la época de Neymar, Alves y compañía. La preocupación del argentino es extensible a otros pesos pesados de la plantilla, como Luis Suárez.
Por ello ambos jugadores, mucho más veteranos, parecen estar haciendo todo lo posible para que especialmente Coutinho se mantenga a su lado, llevando una vida más familiar y tranquila. Tanto Messi como Suárez entienden que el joven brasileño es una pieza absolutamente clave para la consecución de los objetivos de este año. Y es por eso que quieren mantenerlo alejado de cualquier tipo de distracción.