Ousmane Dembelé aterrizó hace un año en el Camp Nou como nuevo jugador azulgrana. El 28 de agosto de 2017 las gradas de Can Barça se llenaron para recibir al que, por aquel momento, se convertía en el fichaje más caro de la historia del club. El Barça desembolsó 105 millones más 40 en variables al Borussia Dortmund con las urgencias de un nuevo jugador que animara a la hinchada tras la inesperada marcha de Neymar al PSG.
Todos los clubs que poseían jugadores pretendidos por el Barça sabían que el club tenía capital. El gigante francés pagó 222 millones de euros por la estrella brasileña y a pocos días de cierre de mercado las urgencias pasaron factura al Barça. En prisas y en dispendio. Los alemanes se aprovecharon y sacaron el máximo rendimiento económico al 'mosquito'.
¿Ha sido rentable?
Con una inversión como esa y tras un año en Barcelona, muchos aficionados piensan que el club debería haber apostado por un jugador con suficiente recorrido profesional como para asumir los galones que dejaba Neymar y que comportaba su precio. Su inicio no fue bueno. Adaptarse al Barça es difícil y Dembelé encontró varios obstáculos en el camino.
Con muy pocos minutos con la elástica azulgrana, Dembelé se lesionó en el isquio izquierdo contra el Getafe el 16 de septiembre. Una lesión que le mantuvo fuera de los terrenos de juego durante cuatro meses y que tuvo que resolverse en el quirófano. De esa lesión se perdió 21 partidos entre Liga y Champions. Tras una larga recuperación, volvió a caer en su regreso. Sufrió una rotura fibrilar en el semitendinoso de la pierna izquierda que lo tuvo en el dique seco casi cuatro semanas, en las que se disputaban ocho partidos, entre Copa y Liga.
Adaptación con goles
Estas lesiones dificultaron su rendimiento. Los primeros cuatro meses eran de vital importancia para poder adaptarse al juego azulgrana antes de llegar a la fase decisiva del campeonato. Algo que obligó a Valverde a desarrollar un 4-4-2 o 4-2-3-1 para el equipo y que, dados los buenos resultados, mantuvo hasta final de temporada. Aun así, el francés tuvo momentos para reivindicarse. Disputó 23 encuentros y marcó cinco goles, uno muy especial contra el Chelsea y otro que finalizó de vaselina tras una jugada personal contra el Villarreal que el Camp Nou todavía recuerda.
Destellos de calidad, pero sin continuidad. Al 'mosquito' todavía le falta rodaje. Sus caracterísitcas son únicas y puede dar alternativas al equipo, pero no debe olvidar sus tareas defensivas, especialmente cuando Valverde propone un 4-4-2 como esquema de juego. Además, la consagración de Coutinho, más la llegada de Malcom podría relegarle al banquillo si no mantiene su nivel.
De momento esta temporada ha dado un título al Barça. Su golazo en la Supercopa de España le ha mantenido como titular en los dos encuentros de Liga. En Zorrilla volvió a marcar para que el equipo salvara tres puntos de Valladolid. Cuando juega aporta, pero le falta brillantez y confianza. Erra pases fáciles o toma decisiones equivocadas.
Hasta la fecha el precio pagado por Dembelé no justifica su fichaje. Pero si consigue entenderse con la MS, puede que este año sea el de su consagración. Si no, el verano que viene podría hacer las maletas.