Hansi Flick medita su respuesta en rueda de prensa antes del Real Oviedo-Barça EFE
Hansi Flick sonríe a los periodistas, habitualmente, en la sala de prensa cuando se enfrenta a una docena de sus preguntas, no más, antes o después de los partidos del Barça. El entrenador alemán tiene bien preparado el mensaje oportuno y espera al momento preciso para soltarlo para provocar esa reacción perseguida.
Avisó al comienzo de la temporada y al cabo de quince días mostró su decepción tras el empate en Vallecas. "El ego mata al éxito" disparó para sorpresa general de un entorno casi tan relajado como él parecía contemplar al vestuario.
Acostumbra a mirar más hacia abajo que hacia arriba un Flick que disimuló su profundo disgusto por la marcha intempestiva de Íñigo Martínez, decidida y permitida en los despachos por más que perjudicase al equipo.
Ni una queja pública para confirmar lo sospechado primero, y confirmado después, durante su primer curso en Barcelona: Flick es hombre de club, un técnico que supo navegar en el difícil entorno del Hollywood FC (como se conoce en Alemania al Bayern Múnich) y llegó así ya preparado al Barça, conocedor de que siendo la apuesta principal de Joan Laporta era fundamental seguir las directrices deportivas (y no deportivas) de la entidad.
Pero hay veces que, cuidado, el germano se suelta y lanza andanadas para dejar sin respiración a más de uno en los despachos del Camp Nou. Se atrevió, con la mejor de sus sonrisas, a exigir "más trabajo" a Lamine Yamal, cuatro meses después de, en plena ola de euforia, recordar al joven crack que "si quiere jugar a este nivel durante los próximos 15 años, tiene que entrenar bien y estar, mentalmente, al máximo nivel".
Tomó el papel de portavoz oficioso del Barça durante el conflicto (cerrado en falso) con la Federación Española de Fútbol a cuenta de la lesión que padeció el propio Lamine en septiembre, echando en falta cierto apoyo institucional... Y la explosión del caso Dani Olmo no ha hecho más que aumentar el disgusto, o enfado, del entrenador azulgrana.
Enfado, disgusto o como se le quiera llamar es lo que se empieza a presumir alrededor de un Flick que llegó al Barça hace un año y medio con un perfil bajo que ha ido aparcando. Sin prisa pero sin pausa, el último entrenador ganador de un sextete va dando muestras de su carácter y da la impresión de marchar, cada vez más, por libre.
Incluso ya hay quien sospecha de cierto hartazgo por parte del entrenador. Y ese es, sería, el escenario más temido por una directiva consciente de que si hay alguien que hoy por hoy provoca un consenso absoluto en el Barça es Hansi Flick. Por encima de todo... Y, desde luego, de todos.