Hartos de parones

Estamos a octubre y ya tenemos encima otro incómodo e inoportuno parón de selecciones, que además ha llegado con polémica entre el Barça y Luis De La Fuente por la situación de Lamine Yamal.

Sorprende que el seleccionador tenga algo que reprocharle a Hansi Flick, cuando hizo jugar a su jugador estrella infiltrado y le provocó una lesión que lo ha tenido tres partidos fuera de los terrenos de juego e, incluso, vuelve a estar lesionado de lo mismo. Como mínimo, debería asumir su responsabilidad y no buscar empatías justamente de quién está sufriendo las consecuencias de sus actos.

Además, Luis De La Fuente se ha convertido en un sospechoso habitual de los males blaugranas, pues fue el propio seleccionador el que convocó hasta la extenuación a Pedri, hizo jugar partidos intrascendentes a Gavi hasta su lesión y ahora tiene en Lamine Yamal a su última víctima, por no hablar de la situación de Marc Bernal que, pese a no ser con la absoluta, también resulta surrealista que sea convocado por la selección tras estar un año entero lesionado.

Estos parones de selección, aparte de inoportunos, no son más que piedras en el camino de los clubes, que ven como de forma ya habitual y mensual, tienen que ir parando y perdiendo a sus mejores jugadores para jugar partidos intrascendentes con sus selecciones, en un calendario ya de por sí, muy cargado, lo que obliga a la reflexión.

Pueden ser pocos partidos, pero ir parando cada mes es algo que jugadores, clubes, televisiones y aficionados no pueden permitirse y desluce la competición. Resulta necesario encontrar un encaje a todo esto, que respete a los clubes y competiciones y también la salud de los futbolistas, por lo que sería más interesante concentrar las selecciones a final de temporada o reducir los parones al máximo posible (uno como mucho dentro de la temporada).

Justo cuando se está planteando un nuevo formato de Champions con más y mejores partidos, resulta clave solucionar el hartazgo de los parones de selecciones, pues ya se ha demostrado que los espectadores quieren ver estos grandes partidos europeos y no partidos de clasificación para el Mundial. Si deben añadirse partidos de Champions deberán reducirse otros como los de selecciones, de Liga o de Supercopa, aparte de replantear el Mundial de Clubes.

Deben establecerse máximos, tanto de partidos disputados como también de jugadores a convocar de una selección a un mismo club, que obliguen a los seleccionadores a pensar más en el bienestar de sus futbolistas y las necesidades de los clubes y que les impidan estar por encima del bien y del mal como hasta ahora.

A todo esto, se ha confirmado que el Villarreal-Barça se disputará en Miami el 20 de diciembre, y si bien es un partido, no deja de ser otro desplazamiento importante que los jugadores y algunos aficionados deberán asumir y debe tenerse en cuenta.

Los tiempos cambias y las necesidades también, es entendible que la Liga quiera abrir mercado en Estados Unidos y que el Barça pueda aprovechar esta oportunidad, pero esto debe ir de la mano con las necesidades de la afición y de los jugadores, una petición que empieza a ser ya un clamor.

La gallina de los huevos de oro que es el fútbol empieza a estar agotada, y si quieren que siga dando dinero, hay que saber cuidar a los verdaderos protagonistas de todo esto para evitar lesiones, como son los jugadores y los grandes actores de todo esto, los clubes, y poner fin a tanto incremento de partidos y desplazamientos sin reducir nada.

Toca debatir y tomar decisiones por el bien de todos, especialmente para las aficiones, espectadores, clubes y jugadores, antes que todo esto termine como la canción de Lluís Llach, en que “la gallina diu que no, visca la revolució”, aunque tampoco iría mal una auténtica revolución sobre el modelo del fútbol que pusiera a sus verdaderos protagonistas donde deben estar.