Deco en un montaje Culemanía
El director deportivo del FC Barcelona, Deco, fue muy crítico esta semana al señalar la falta de intensidad y la relajación como los principales culpables de las dos derrotas consecutivas que ha sufrido el equipo blaugrana. "Si nos creemos magníficos tenemos un problema, no se puede anteponer el talento al trabajo", fue uno de los titulares de la entrevista que dio Deco al programa Tot Costa de Catalunya Ràdio.
Evidentemente, Deco tiene toda la razón del mundo. En estos lares, si bajas uno o dos escalones el esfuerzo, te pasa por encima cualquiera. Ante el PSG, no fue solo un problema de ponerse el mono de trabajo, sino que el rival era superior en todos los sentidos, mientras que en Sevilla, sí fue la relajación uno de los principales males del equipo, sobre todo en una primera parte infame, donde parecía que el equipo estaba visitando la Giralda.
La situación es aún reversible. Hablar ahora mismo de crisis suena a alarmista, pero lo cierto es que la situación preocupa y ocupa en todos los estamentos del club, empezando por Hansi Flick, que el lunes tuvo una jornada maratoniana de reuniones con buena parte de su staff y jugadores en busca de soluciones inmediatas.
En todo caso, a Deco hay que escucharle cuando habla. Y no solo por ser una de las voces más autorizadas del vestuario, sino porque él mismo ha vivido en sus propias carnes experiencias muy similares. Deco disfrutó como blaugrana de una de las épocas más brillantes de la historia reciente, con un equipo abanderado por Ronaldinho y gestionado de manera eficiente por Frank Rijkaard, que llegó a conquistar la Champions en el 2006. Un equipo que, tras dos años de éxitos y elogios, cayó en la complacencia, convirtiéndose en la sombra de lo que fue. Y, curiosamente, entre los principales culpables de este descenso a los infiernos se encontraba el actual director deportivo del Barcelona.
Su rendimiento, tras la conquista de la Champions, bajó hasta tal punto, que los rumores sobre su intensa vida nocturna, compinchado con Ronaldinho y Motta, empezaron a ser la comidilla en Can Barça. Tanto fue así que, una de las primeras decisiones de Pep Guardiola, nada más asumir el cargo de entrenador en el verano del 2008, fue aniquilar este trío calavera.
Es evidente que nadie mejor que Deco para detectar este tipo de situaciones, porque él sabe cómo erradicarlas. El primer aviso ha sido lanzado: aquí nadie está por encima del resto y todos han de trabajar para el colectivo. Quien se desvíe del camino pagará un precio muy caro. Deco lo pagó en su día y no le temblará el pulso si ha de hacer lo mismo que hicieron con él hace quince años.